Yo he de quererte, Amor…

Ivelisse T. Machín

Yo he de quererte, amor, yo he de quererte. Sólo en tu voz retumbarán mis días. Sólo
tus manos pueden ser las mías. Sólo tu huella romperá lo inerte.

Yo he quererte, amor, yo he de quererte como la noche quiere a la mañana; como se
busca el eco en la campana; como se rema el mar a contrafuerte.

Si he sido ausencia, tu dolor impelo. Si lumbre he sido, de la luz sonrío. Más no dolor
que rompa el albedrío. Ni lumbre que desmaye de su cielo. ¿Ausencia? ¡Lumbre! De mi
Ser desvelo. Candil que rompe desde el agua al río. O virginal fulgor del atavío que
nace y mece en su cuna al grelo.

Es alado el jardín en mes de flores. Son claveles de luz tus manos frías y allá en las
dádivas de sombra impías por sembrar besos, nacerán amores.

Es alado el jardín, sus resplandores entre las tierras del soñar germinan y cual orugas
que sin rumbo minan la flor, salen en miles de colores.

Es alado el jardín, en cada esquina un pájaro se encuentra con su trino, un pétalo se
vuelve a su destino, un monte la piedad nos ilumina. Es alado el jardín, en cada esquina
hay espectros de Dios, hay almas solas. Lunas que van y vienen como olas, sangre que
el cruel almácigo resina.

A todo lirio moverá tu nombre. En toda rama se alzará tu frente. Y rama y lirio del
Amor potente, sentir me hará en el pardo pecho al Hombre. De rebelarme en mí, la sed
que forme y rompa el nudo, y a pelear se entregue. Yo fuerza soy, no lágrima que
agregue la curia indigna del poder informe.

Tronco a tronco del fruto la medida. Hoja a hoja del céfiro la espada. Corteza y filo que
se vuelve Nada. Estilarte punzón del Homicida.

Yo seguiré buscando la manera… Yo le daré a la aurora tres palmadas. De luz vestida,
como en sueños hadas, a la misión del viento prisionera.

No digo cómo, cuánto soy no digo. Silencio apóstese en la casta mano, que es gloria aún
más la Gloria sin Erano y cómplice sin voz aún más testigo.

No digo cómo, pero el Mal castigo. Lleva sed de justicia mi reclamo y erguida en el
rincón ya tramo a tramo, contigo y para ti, voy yo contigo.

No sé bien cómo. De tenerte vivo. Aquí yo en busca de tu sombra vago y en caja, negra
soledad apago y al monte huyo, de tu pecho esquivo.

No se bien cómo, pero no te olvido. A mi ser busco, y en tu Ser reparo. Si voy cansada,
es tu orilla amparo. Y del poder mil veces no he podido.

No sé bien cómo, pero soy más fuerte cuando estás tú, cuando no existe, la bruma de
aquel otro Ser más triste que hubiera sido yo sin conocerte.

Yo he de quererte, amor, yo he de quererte. Aunque de tal querer morir pudiera y
atildados mis leños en la hoguera. Al pozo caiga de mi propia suerte.

Yo por tu amor sabré quebrar la muerte. Y si muero aún en mí —cuerpo sin vida—.
Muchedumbre arderá, de Sol erguida. Muchedumbre seré yo para verte.

 

Más poemas en: https://poesiaivelisse.wordpress.com/

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.