El unicornio

Norberto Osvaldo Algarin

"Un cheval! Vite un cheval...
Mon rouyome pour un cheval"
Shakespeare

 

Batió el Pelión con su casco de oro;
convirtióse en vigía del Parnaso;
tal es mi unicornio cuerno de oro,
hermano arcano del viejo Pegaso.

Es su albor de raras rimas la urna;
su elegancia remedo de armonía.
En su grupa una hada taciturna
meditaba, cantaba y se reía.

Fue delicia de los nobles teutones;
compañero fino de los centauros.
Pentesilea, numen de canciones,
le acicaló con sus radiantes lauros.

Cuando supo de ese príncipe rubio
que se adornaba y cantaba en germano,
detrás del Rhin, sobre el azul Danubio,
confirióle su lomo del arcano.

Ciñéronse a sus ancas como rosas
mariposas, nunca el cuervo ni la abeja;
la beldad de sus crines luminosas
dulces memorias y recuerdos deja.

Junto a él descubrí que hay en su cuerno,
superiores al rubí y al diamante,
las delicias del duende bueno y tierno
y el secreto ideal de Rocinante.

Él no fue de cuadrigas ni literas;
su cabriola, como la de ninguno;
su dorada giba en las primaveras
fue el elemento que extasió a Neptuno.

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