Esto no es un poema

Hoy desperté con ganas de amarte, de tomarte de la mano y pasear por los senderos que se forman con cada sueño, con cada ilusión, con cada palabra, con cada deseo.

Busco entre tus labios el calor que agudiza mis sentidos, busco entre tus brazos un lugar donde reposar mi alma, en donde descansar mi cuerpo. Recorro sin prisa el camino de tu cuello que lleva a la felicidad, que lleva a nuestro desesperado deseo. Siento tu piel erizada, fría al contacto con la mía, y solo hay una cosa en nuestra mente, amarnos sin medida. Y no es solo una mundana pasión, no se trata solamente de la atracción de dos cuerpos, es más que eso, es sentir un complemento, sentir un todo que hace que el mundo sea más perfecto. También se trata de un cariño que brota hasta en lo más cotidiano: en un saludo al despertar, en un gesto, en la más inoscente caricia, es algo que está presente en cada respiro, en cada acción del día, en cada oportunidad de escuchar nuestras voces cuando no hay nada más que decir.

Quiero trazar en mi pecho tu silueta, dibujar tus brazos rodeando mi cintura y darle color a esa sonrisa que brota con cada palabra que te susurro al oído.

Quiero tus besos, esos prohibidos, esos de deseo, esos verdaderos. También quiero esos que reencarnan mil sueños errantes y perdidos desde los rincones donde se atrinchera el amor inentendido. Esos que son indescifrables, inexplicables, indefinibles, sinceros. También los vibrante, que renuevan y transforman este sublime deseo de adorarnos.