Hay jardines en mi cuerpo que se cerraron para siempre
 mientras veo abrirse este diciembre 
 docenas de tulipanes exultantes de belleza.
Oigo cómo arrobado me dices
 "qué bellas piernas tienes"...
 Siempre te gustaron mis piernas 
 mientras yo me avergonzaba de ellas;
 "de muñeca", te decía.
Estas, que alguien llamara un día
 columnas torneadas y ebúrneas,
 sé que guardan la puerta a tu Arcadia querida.
 Mis piernas, lo sé,
 son el templo de tus alabanzas,
 dos celemines que esconden la luz de tus anhelos 
 donde quisieran descansar tus manos
 para diluir ese deseo 
 que tantas mañanas de este largo invierno 
 transmites hasta la punta de tus dedos,
 Mis piernas,
 como dos hemistiquios medievales 
 que enmarcan 
 la dulce cesura de tus pensamientos de poeta.
Pero mi paraíso está envuelto en un invierno 
 que solo recuerda cientos de fugaces y extintas primaveras.
 Cuántas cosas nos dejamos
 en el volar de las estaciones, compañero,
 cuántas se llevó el más audaz de los vientos,
 cuántos templos derruidos por el tiempo,  
 y cuánto lo siento, compañero,
 cúanto lo siento.
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                        Autor:    
     
	Bambú ( Offline) Offline)
- Publicado: 18 de diciembre de 2017 a las 15:45
- Categoría: Erótico
- Lecturas: 77
- Usuarios favoritos de este poema: carlos obeso, Ross4, Mael Lorens, Syol *, estrella_del_sur

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