El borrachín y la Virgen

andrea barbaranelli

No sé por qué debo quedarme aquí esperando

que el ángel vuelva a cruzar la nave de la iglesia

hasta la pequeña hornacina donde la imagen de la Virgen

parece inmovilizada en la espera

de algo que está por llegar.

No sé por qué debo quedarme aquí,

si yo mismo, después de tanto tiempo, ya no creo

que volverá a aparecer, aunque soy yo el que lo ha visto,

único testigo de ese vuelo angélico, increíble para la mayoría,

que no me considera un testigo digno de confianza,

yo, el borrachín del pueblo, víctima de bromas y chascos.

Sin embargo, estoy aquí, sentado en el banco

en el punto más oscuro de la nave,

esperando que el ángel pase

como la estrella por encima de la gruta de Belén,

dejando detrás suyo

un rastro fosforescente de luciérnagas en una noche de agosto.

Estoy aquí meditando sobre mi suerte de visionario de ángeles,

de testigo de una anunciación

que les saca una sonrisa a los labios entreabiertos de la Virgen

a oscuras en aquel nicho casi invisible para quien no tenga,

como yo,

la paciencia de esperar que se vuelva a repetir

un milagro tan diminuto.

  • Autor: andrea barbaranelli (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de diciembre de 2017 a las 15:21
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 75
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