La obra maestra de tu sexo.

Nadia Belén Almazán Andrade

Nos hemos llamado, hemos tenido un saludo bastante breve y con intensiones meramente largas.

Una copa de vino tinto que tiene un sabor distinto al de la última vez que lo bebimos juntos.

Un aperitivo que introducimos a nuestras bocas bastante rápido, para reducir el tiempo y nuestras ganas.

Nos miramos a los ojos y soltamos viejos chistes. Hace tiempo que no mirabas mis labios como hoy.

Pedimos la cuenta inmediatamente y no tardamos a subir al auto. La calle está helada, pero nuestros cuerpos desprenden calor.

 

Se prende el reflector del escenario. Estamos en un proscenio donde hay una escena de pintores.

Somos distintos personajes, iniciamos siendo la brocha.

Somos dos pincéles en un óleo. Nos mojamos de pintura las cerdas, con nuestros dedos, con nuestra boca, con nuestra saliva.

Me convierto en la artista y tomo tu mango con mis manos. Aprecio su figura torneada y su livianidad.

Siempre me ha importado un carajo si son largos o cortos. El tuyo es perfecto. Es ideal.

Está creado para lienzos de acrílico y acuarela. Para mi paleta inmensa de colores que extrañamente, también llevan sabor.

Tienes el poder en tus manos, la creatividad y la libertad para hacer de esta pintura una maravillosa obra de arte.

Me exiges. Me llevas y fulminas desde tu yema del dedo, hasta la punta de tu lengua.

Me examinas, cada parte, cada astilla, cada alambre, y comienzas a pintar besos, bofetadas tiernas y muslos rojos.

Te extasías de mí.

Te conviertes en el óleo.

 

Después de infinitos deliciosos errores, te tiendes frente a mi.

La luz provoca un destello en un hilo de saliva que cae de tus labios.

Comienzan a salir hebras de mi boca, con colores desconocidos,

bajo poco a poco y creo movimientos repetitivos, de arriba hacia abajo,

mientras mi nariz excita el agujero negro del óleo de tu cuerpo y se sumerge mi lengua para crear un paisaje de sensaciones inmersas.

 

Pintando una y otra vez, paraísos de éxtasis. Pintura que huele a fluidos, a sémen, a sangre y a sudor.

Telas, pared y roca que se convierte en lo suave de tu piel. Y nuestros sexos que son la parte esencial para crear obras majestuosas.

Esta bella arte conectáda con el teatro de nuestros protagónicos, con la danza de nuestra partitura interminable,

monumentos de tus manos en mis senos y arquitectos del camino de nuestros destinos indefinidos.

 

Colocas mis piernas en forma de tripie y acaricias el lienzo de mi espalda,

mis manos se abren al igual que mis muslos,

te acercas para respirarlo, lo huméctas. Aprietas y comienzas a llenarlo de brochazos.

Existe beso de labio a labio. Fluido y baba.

"El óleo permanece húmedo mucho tiempo, lo que favorece la mezcla de gamas... y de ganas."

 

Encuentro acordado. No habitual a lo que estamos acostumbrados.

Con intensión perversa de querer penetrar con rabia y llevar de la mano la dulzura.

Encontrando el punto exacto entre la lujuria y el amor.

Que aunque nos neguemos, no podemos evitar.

Irresistible como tu aroma, tu simple presencia.

Por que nos introducimos en un museo de exposiciones,

donde los únicos expectadores y creadores, somos nosotros.

 

“La pintura es más fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere”. - Picasso.

Eres el artista indecente, que sínicamente y sin pedirlo, sabe lo que necesito.

La pieza prodigiosa que no toca mis puntos débiles. Esa misma pieza es mi debilidad.

Te conviertes en vidrio, pared, madera, aire y llenas mi cara, mi sexo y mis nalgas,

de tu esotérico baño de esmalte único, que tanto deseo.

 

Yo pasional y tú visceral.

Lanzas escupitajos de color azúl, velozmente y los difuminas con lentitud.

Tus manos son perfectas.

Las manos de un músico que crea una orquesta cuando me toca.

Específicamente a mí.

 

Una manta por debajo de nuestros cuerpos.

Nos permitimos crear mayores dimensiones. Movimientos duros y rápidos.

Aprovechamos nuestra trama poco ética, prohibida y desconocida.

Estamos sobre el tejido de efectos expresivos y particulares de nuestro sexo.

Dicen... que aún hacemos magia.

 

Época romántica. Soportes de problemas de conservación, pero suma adherencia en el corazón.

Desapego imposible del pigmento que existe en nuestros corazones y en nuestra excitación.

Solo tú decides cuando quieres dejar de pintar sobre esta aventurina.

Que como su descripción lo dice es extraña por su soporte, exotismo y belleza...

lo cual aumenta el valor de las pinturas.

 

Ahora tú eres el artista, y me dispongo a recibir de ti.

Tu brocha no deja de entrar y salir de mis coseduras.

Deseas, devoras, incitas, cambias libremente.

Las cerdas se estimulan como el clítoris de esta pintura.

Mi boca se abre para acoger las salpicaduras de tu tintura interna.

Mientras mis dedos dibujan circularmente un universo, que a su vez endurece mis pezones,

abre mis poros y me sumerge en un viaje astral.

 

La obra obscena de nuestra fusión.

Una creación de éxtasis.

La meditación que te permite tocar la vida y la muerte.

Cerdas erizadas, respiración entre cortada y continua.

Tu sonrisa y la mía.

Una pausa en trance.

Segundos.

Un instante.

 

 

Creas momentos sempiternos.

Obras inefables.

Nosotros.

Tú.

 

 
  • Autor: Nadia Almazán (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de diciembre de 2017 a las 16:51
  • Comentario del autor sobre el poema: “La pintura es más fuerte que yo, siempre consigue que haga lo que ella quiere”. - Picasso.
  • Categoría: Erótico
  • Lecturas: 76
  • Usuarios favoritos de este poema: anbel, Apyarathos.
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Comentarios2

  • Jose Adolfo

    ufffffffffff genialidad erótica / Tú arte está en los bordes / las estridencias de mis deseos / Tus estallidos de pureza / De hembra que marca territorios con los colores que le dan cuerpo a tu humedad / Grandiosa / sonora poetisa de las musas

    • Norberto p.p.

      Oh!!! Me ha encantado esta prosa poética de transmitir sensaciones..

    • anbel

      Digno de leer. Mi enhorabuena. Un abrazo.



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