Va llegando despacito. Se hace desear, pero ya se percibe su presencia reparadora. Necesitaba mis palabras. Las que puedo escribir sin demasiadas pretensiones. Son mis propios duendes los que se ocupan de despertarlas, empujarlas y en ocasiones obligarlas a llegar a mi imaginación. Yo me encargo de traerlas a mis manos. Pero ellas me esperan. Siempre.
El alivio llega después de esa ausencia. Porque aprendí que sin ellas, este transcurrir sucede, pero a veces, sólo eso. Se convierte en un acto de obediencia natural. Un destino marcado, una ruta obligada. Sin embargo cada tanto, y sobretodo cuando los magos de mi imaginario aparecen, me siento soberano de mi existir.el único propietario de mi presente y el artesano de mis delirios más bellos y profundos.
¿Será el poder del arte? Sin lugar a dudas es el poder de la expresión. Esa bendición de ser capaz de construir una realidad diferente. Convalidar otra interpretación del universo y llevar adelante un ejercicio de libertad inmensurable. Es, para mí, el refugio perfecto. Mi alivio. mi sanación.
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Autor:
Cesar holmberg (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de noviembre de 2017 a las 22:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 27
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