Me presento

Me miran por la calle, no sé si con asco o con desprecio. Me gustaría decir que no me importa pero la inseguridad hace que me encoja. Mi mente se tuerce y se esconde del consciente, y me grita adjetivos nada favorables. No sé si son ciertos o si son invención del pesimismo y la frustración que me ahoga. He vivido tantas desilusiones que ya no pierdo el tiempo en hacérmelas. Me da miedo querer y ser yo misma, por las críticas y las espinas en la espalda. Siempre tengo que estar probando los vínculos, tirando y aflojando de la cuerda por si se rompe cuando más necesito que me agarre con firmeza. No es algo personal, es que ni si quiera me fío de mis sentidos.

Las pastillas no me ayudan, solo me crean otra adicción, un problema más a la pila que llevo en la espina dorsal. Y busco que me comprendas y ni si quiera yo lo hago. Y te echaré las culpas a ver si tú consigues poner fin a mis problemas.

Nunca seré sincera del todo, las vivencias ya no me lo permiten y cuando lo soy, me castigan con habladurías repletas de ignorancia. Aún que créeme, tu eres y serás la única excepción. No le hablo a un lector cualquiera, te hablo a ti. Que pusiste mi mundo patas arriba e hiciste que dudase de las voces que crecieron a mi lado haciendome más pequeña. El pilar que llevaba a mi espalda, lo utilizaste como alza para poder decirme a los ojos, que encima de los problemas se ven mejor las cosas que debajo.