No se respira odio ni sangre en sus versos
Predican con sus palabras llenas de amor
Mucho sufrieron los santos conversos
Como Teresa o Fray Luís de León con tanto desamor.
Fray Luís de León se salvó gracias a su sabiduría
Y Santa teresa de Ávila gracias a su fe y a su tesón
El judío vivía enclaustrado dentro de su judería
Aunque fuera converso creía en Cristo con todo su corazón.
Hoy en el siglo ventíuno
Se mata todos los días
En nombre de los dioses.
En esta locura de cada uno
Se oyen himnos sin melodías
Que llevan a martirios atroces.
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Autor:
argantonio (
Offline) - Publicado: 5 de noviembre de 2017 a las 15:02
- Comentario del autor sobre el poema: Sí, la religión no es solo cumplir con los preceptos, es comentar con libertad sus doctrinas que no siempre están en lo cierto, cuantos errores se cometen y en se han cometido en sus nombres, la historia esta llena de ellos, más de una vez alguien que ha condenado a la hoguera a un converso, está enterrado en un lugar prominente de la catedral o monasterio.
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 96
Offline)
Comentarios1
Has hecho un valiosimo alegato, en este breve poema lleno de verdad, la religion, muchas veces fue y aun hoy es, pretexto, para la tortura y la muerte, considerandose, heroes y enviados de Dios, o Ala, o a quien comande la religion a la que pertenecen, a q ejercer el poder de sojuzgar, impunemente.-
Cuando la realidad indica, como tu bien lo señalas, que los verdaderos heroes, y santos, sobreponiendose, a sus tragedias, estaban llenos de este concepto de amor y humanidad, y que han perdurado, a traves del tiempo, verdaderos hombres y mujeres al servicio de un bien al que cualquier mal, no llego a alcanzar por inexpulgable.
Bellisimo homenaje, les has hecho en tus versos poeta .
Todo dejo todomi cariño .-
Ana magia germana, esta mañana me siento mas acompañado gracias a tu comentario vivo en una ciudad a la que quiero con todas sus virtudes y defectos ,el río guadalquivir nos trajo riqueza pero esa hizo que los hombres se mataran por poseerla, la alegría siguió a la tristeza un fuerte abrazo y un diluvio de gracias.
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