HOMBRE Y PECADO

Jorge Aimar Francese Hardaick



En la marmórea alma

del viejo campanario

tañen con calma

las viejas campanas

su antiguo rosario.

 

El pueblo de fiesta se viste

bajo la sombra

de legendaria cruz

y una fuente de agua bendita

la sed apaga

del hombre y pecado.

 

La tarde termina,

las almas en calma,

ya todo es doctrina;

reverdece la santa palma...

 

El ocaso se cierra

en la marmórea alma.

 

Jorge Aimar Francese Hardaick

Escritor y Poeta - Argentina

Derechos de autor©

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