Ella se puso el corazón. Era duro, frío, un salmón apagado.
No pudo sola. Acudió a mi ayuda. Yo, que me canse de desarmar y armar rompecabezas, esta vez tenía en mis manos algo que, de manera irreversible, me llevaba al ayer. Pero eso sólo queda en mi sien, recorriendo una rotonda que parece no tener salida.
Lo que resultó conflictivo fue el mero hecho de que ella y yo pensábamos en lo mismo. Rompe el hielo:
- ¿sabes algo de ella?
- qué voy a saber..
- Busca otra, afuera hay miles.
Y así fue como un hecho lleva al otro. El corazón, el recuerdo, la pregunta, el "consuelo", y esta pequeña inspiración.
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Autor:
Lucas Ignacio (
Offline)
- Publicado: 17 de septiembre de 2017 a las 17:54
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Rayo Yording
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