LA MADRE CIEGA

INÉS DE CERVANTES

 

Ámbar refugio de mis primeros respiros,

cálida leche que calmaba latidos.

Primeros años de mieles y amores

tus brazos de seda velaban mi nombre.

Mas el puente de amor se perdió entre la niebla,

la pequeña en sus sueños formó una barrera.

De temores, de angustias, de falsas creencias,

de tristezas, de fuegos y de pura vergüenza.

 

La madre no vio, lo que sus ojos detrás escondían.

Niña en flor, primavera, a su hija entendía.

No vio los monstruos que acechaban sus faldas,

ni menos los cardos que arañaban su espalda.

 

Ojos de ciega, opacos de sueño,

Tu niña yacía, y tú durmiendo.

 

Las sombras ganaron, le robaron su tiempo.

De niña, de dulce, de trenzas y cuentos.

Con labios de rojo volvía ya oscuro

y tú la llenabas de mimos y arrullos

 

Ojos de ciega, opacos de sueños

Tu niña yacía y tú durmiendo.

 

Inés de Cervantes

 

Cuando las sombras se iluminan

DDI Reg N°282.320

  • Autor: INÉS DE CERVANTES (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 13 de septiembre de 2017 a las 11:58
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 186
  • Usuario favorito de este poema: Dante Verne.
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Comentarios3

  • JAVIER SOLIS

    Ojos de ciega, opacos de sueños
    Tu niña yacía y tú durmiendo.
    Amor de madre, amor de ciega
    de tanto amor no ve el dolor ajeno.

    Muy tristes versos mi adorada Mabelita me has roto el corazón.

    Con inmenso cariño te extraño
    JAVIER SOLÍS

  • Dante Verne

    Es doloroso, pero bellísimo.
    Un abrazo

  • Bambú

    Tremendo. Yo también soy... madre



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