EXTÁTICA UNION

mercedesdembo



Cuando Zuleima abrió las ventanas aquella mañana las persianas también se oyeron recorrer, las vidrieras daban al balcón, la vista al mar era de una belleza salvaje, se veía imponente con su alfombra de guijarros; habían piedras y rocas caídas bañadas en las aguas cristalinas.

Crujía la densa enredadera que cubría la parte delantera de la casa cuando los pájaros asustados por la mujer se lanzaron libres hacia una compleja pantalla aérea sobre la terraza; chillaban mientras se abalanzaban por todas partes.

Zuleima inhaló profundo el aire claro y diáfano del lugar, se quedó un momento mirando el jardincito que había plantado; allí crecían variedad de hortalizas, hierbas de olor y flores en diferentes tonos amarillos. Había leído que el color amarillo era el color de la inspiración y las flores azules se destacaban entre hojas doradas ribeteadas en gris plateado.

Zuleima pensó que era el mejor momento del día para pintar; preparó su caballete, sus brochas y los tubos de pintura, puso un lienzo y empezó a pintar un jardín marino y se concentró.

Santiaguito estaba recostado en un chess long contra el balcón, había llegado de su isla caribeña a pasar una temporada con Zuleima. La joven lo conoció unos años atrás en el kibbutz donde trabajaba como voluntaria, y él había llegado con un grupo de jóvenes norteamericanos a ayudar a establecer el kibbutz.

Conectaron casi inmediatamente, él hablaba español y tenía un carácter muy jovial, también era un buen bailarín de jazz; había ganado varios concursos de jazz, quería hacer carrera en el baile pero eligió provisionalmente incorporarse al kibbutz para ayudar.

Los dos entablaron una amistad sólida, era muy tierna y respetuosa libre de promesas; se reunían cuando se daba la ocasión y gozaban cada encuentro como si fuera nuevo.

 

El padre de Santiaguito combatió en la Haganá y contribuyó a la independencia de Israel pero fue apuñalado por un fedayin cuando estaba de guardia en la verja del kibbutz. Su madr no pudo consolarse de la pérdida de su marido y murió de pena, él tenía entonces tres años y su tía le había llevado a vivir con ella a Santiago de Cuba en la zona residencial. La casa del joven según cuenta era muy grande y daba sobre la bahía; por esa misma bahía habían visto entrar los primeros negros esclavos a Cuba y con ello los habitantes formaron una raza inmigrante de fuertes raíces africanas, catalanas, jamaicanos y chinos.

El adolescente siempre se alejaba de la zona residencial para recorrer los barrios pobres, sus calles eran polvorientas, rítmicas y sensuales; el repiqueteo de la musicalidad de los tambores le fascinaba.

Aprendió a reconocer los estilos arquitectónicos múltiples de la isla; desde el colonial y barroco hasta el neoclásico y el racionalismo más depurado de la Habana; estudió el vanguardismo y el art decó de la arquitectura del lugar, pero lo que más le atrajo fue la música y la gran cantidad de los géneros musicales de lugar: el bolero, la guaracha, la cumbancha y su trova tradicional.

Por entonces su tío estaba en contra la dictadura de Fidel y fue encarcelado y golpeado durante tres años hasta que emigró enfermo a la Florida con su mujer y sus tres hijos, entre ellos a Santiaguito.

El muchacho recordaba vagamente a su a papá, pero en su mente quedó grabado lo que su padre le decía: contribuir en lo que pudiera al desarrollo de Israel.



Santiaguito pues estaba absorto en sus pensamientos aquel día; respiraba el aire salado, el mar estaba tranquilo y la brisa apacible y poco caliente, y entonces sonrió contento.

Observó Zuleima concentrada en su trabajo, se colocó detrás de ella y dejo que ella sintiera la respiración de él y el vaho de su aliento y esto hizo que la mujer se estremeciera.

Empezó a soplarle el lóbulo de la oreja; lo hizo con mucha suavidad y ternura; eran como ligeros roces de sus labios que alternaban susurros en esa zona entre su nuca y su cuello; luego le pasaba los dedos por el mismo sitio de su pelo.

Santiaguito abrió su boca ligeramente, recorrcon la punta de la lengua el lateral del cuello de Zuleima y después la prodigó de besos; sus lamidas eróticas poco a poco fueron aumentando de intensidad y ella respondió abiertamente sin reservas, y se quedó inmóvil un largo instante al sentir que la presencia de él la llenaba.

Santiaguito la alzó en sus brazos y la depositó en la mullida alfombra y se tendió a su lado; sus miradas estaban engarzadas; no se tocaron en ese momento, se aspiraban con los ojos; dejaban que lavorágine del goce les sedujera en cuerpo y alma.

Un silencio infinito flotó en el ambiente de contacto y el aire aparecía azulado, las sensaciones se expandieron al roce del placer, de recibirlo y compartirlo.

Santiaguito desnudó el sexo de Zuleima; separó la hendidura para revelar los pliegues satinados de la chica; la visión del goteo, la humedad y la excitación fueron suficientes para ponerlos serios.

Dejaron que el río tomara cause al ajustar sus cuerpos y descubrir sus contornos con la boca; labios, dientes y lengua formaron parte de la danza, él progresó hasta alcanzar la perla abultada de la vagina desde ella bailaron el son caribeño en lengua de Santiaguito

El joven tomó los pechos de ella, trabajó las aureolas en círculos lentos y suaves; el fuego ardía es espasmos de sus hinchadas caderas; Los muslos de ella se apretaron suavemente en el cuello de él y él bebió de la crema de Zuleima, saboreó su piel y más allá de su piel.

Eran cielo y tierra y él quería enterrarse y perderse allí, deslizó su erección en ella hasta estallar en un nuevo orgasmo conjunto; ella gimió desde la parte superior de sus pulmones.

Sinopsis:

La luz y el amor incondicional despertaron los potenciales de semilla inactivos dentro de ellos; los ayudó a madurar, florecer y dar fruto, les permitió producir los dones exclusivos que ofrece la naturaleza en esta vida siendo ellos mismos.



Notas Aclaratorias:

Haganá – defensa en hebreo; fue una organización judía durante la época del Mandato Británico de Palestina, entre 1920 y 1948. Sus miembros eran los propios integrantes de los kibutz y mochav

La Haganá, junto con otras organizaciones, fue el predecesor del actual Ejército israelí (conocido como Tzahal) y sirvió de base a este último.

Fedayin – luchadores de orientación nacionalista;  entre ellos los palestinos de orientación socio-comunista.

 

Merche DemBar

registrado en safecreative

 

 

  • Autor: Merche DemBar (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de septiembre de 2017 a las 03:19
  • Categoría: Cuento
  • Lecturas: 59
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.