Abrazarme

Mía Antonella de Isadora Anaïs

He crecido con pinceles entre los dedos,

cámaras analógicas y máquinas de escribir.

He crecido con cuadernos hechos de esparadrapo,

con ramos de flores hechos de margaritas.

He crecido con pocos muñecas y muchos libros. 


Hace diez años aprendí a desgarrarme el alma

sin pestañear y empecé a escribir.

Soy el libro más real que jamás pude leer.

El más complejo,

el más intenso,

el más sensible,

el más inestable.


Aprendí a encontrarme en mis propias manos

y descubrí que la poesía tenía respuestas

para cada emoción que me inquietaba.

He crecido sin celular,

sin ordenador,

sin el plagio tras la oreja

y con el corazón entre las manos

cada vez que abría un cuaderno.

He crecido sin tener constancia del patriarcado

que hoy me asfixia

y desconociendo el feminismo

que me ha salvado la vida.

 

He crecido entre algodones de versos y arte.

Mi realidad siempre ha sido la rara,

hasta que se ha convertido en tendencia

y eso me alegra tanto como me asusta. 


Me asusta que nos olvidemos de nosotros mismos

tratando de ser otra persona.

Me asustan las modas,

y no hablo de ropa,

las tradiciones,

lo normal,

las excusas,

los miedos

y las jaulas.

 

Me asustan los juicios de valor,

las copias,

la envidia,

la hipocresía

y el silencio.

 

Me asustan las mentes llenas de paja,

los plagios de personalidad,

las mentiras

el daño que somos capaces de hacer

y los secretos. 

 

De Bukowski aprendí a ahogarme

sin querer aprender a nadar.

Porque luego con Pizarnik aprendí a volar.

Aprendí que el mayor logro en la vida

es ser y estar en equilibrio

y armonía aquí y ahora,

y sobre todo conseguirlo tras el intento.

 

Aprendí a ser mi propia maestra,

mi propia meta,

mi propio reto,

mi libro de par en par. 

 

Porque madurar es abrazar a la satisfacción

de amar y aceptar quién eres

y nunca perderse en el intento

de querer o aparentar ser otra.

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Comentarios1

  • Wilson Amado Gamboa

    Pensaba que estaba solo. Creo que ya no lo estoy. Caminando entre la multitud que desea poner antenas y ondas en mis oídos. Qué bueno pasar por tus letras. Un abrazote para ti mi bella Antonella.



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