Dormida y en penumbra

Juan Gutierrez Espinoza

Aquí adentro
el aire aflora
cada latido,
cada susurro
cada segundo.

Un leve movimiento en su labio
hace saber que aún está viva.
Como una imagen angelical
se deslumbra en el aposento.

Contemplo su cuerpo, su alma, su sexo,
que sin perfecciones celestiales,
son la maravilla absoluta.
Cada peca en su rostro
una estrella del cielo,
cada mancha en sus hombros
el universo entero;
su brillo en la mirada,
refleja los ríos y manantiales,
tan verdes tan miel, perfectos;
las fibras de óxido en su cabello
tan mágicas, tangibles, absolutas;
que alteran mis sentidos.

Las sombras de su respirar
aceleran mis latidos
y apaciguan mis instintos.
Palpo su frente
aún sigue la fiebre;
seco su cuerpo desnudo,
despacio y con calma,
esa calma que salva el alma,
y graba su imagen por siempre.

Tallo su tacto en mis manos;
hoy que ya es mañana
lo recuerdo con nostalgia.
De ella cuido con instinto paternal,
quizás por un legado ancestral.

Velo su sueño
y su sueño vela mi alma.
Sé que después de hoy
todo se acaba.

Deseo que la noche sea eterna
que estanque esta calma y este amor.
Ella perpetua mi vida,
mi vida perpetua en ella.
El alma, el amor y la vida
guardaron por siempre mis sueños;
y en mis sueños aún el recuerdo de ella…

Juan Gutierrez
09/01/2017

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Comentarios1

  • Fabio Robles

    Bienvenido coterráneo, velar el sueño ,acto de amor que se consume y luego es nostalgia. Recibe mi saludo desde Curridabat

    • Juan Gutierrez Espinoza

      Hola Fabio un placer . Saludos.
      Bueno conocer poetas nuevos aquí.
      Espero seguir en contacto para crecer en el tema de poesía.



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