Caminé hacia la esquina del aroma de la ciudad del romance,
mis pensamientos envueltos en el infinito recuerdo llegaron…
dos pasos, tres pasos, cuatro más, el miedo invade, vulnera.
Un aroma acaricia mi alma, domina mis temores, apacigua,
me toca, me calma, me conduce y marca el camino. Lo sigo.
En la esquina del aroma a café de la ciudad del romance,
minutos de espera, segundos de impaciencia, mil movimientos,
al fondo cuatro parejas, me siento, me acomodo, observo.
La soledad desespera, seiscientos segundos se fueron.
En la esquina del aroma de la ciudad del romance, apareciste.
Cinco calendarios ya habían caducado, se vencieron, nos unieron.
A un paso de mi serenidad, sin piedad te acercaste,
dibujaste esa sonrisa, tu dulce y tentadora sonrisa,
me nombraste, me apretujaste.
Un largo abrazo, un beso, un segundo beso, ¡abrazo infinito!
¿Tanto esperó el tiempo?, pensé mientras te disfrutaba…
el aroma del café envolvía nuestros pensamientos y deseos,
nuestros cuerpos saciaban la ausencia, quebraban recuerdos,
reían envueltos, en la esquina del café de la ciudad del romance.
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Autor:
Richard Gallango (
Offline)
- Publicado: 24 de agosto de 2017 a las 17:27
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 27
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