Oliva

   Sé que voy del mar al tren y viceversa
cuando sé bien que no hay reversa
cuando pienso en nuestro frenesí con cerveza
quiero ser espectador de tu plan sobre la revolución de las estrellas
el brillo de tu piel en una sala densa
una densa nube de polvo rosa
me inspiras a creer de nuevo en la magia humana
en la ilusión óptica que me causa tu espalda

Coincidimos
desde su piel, hasta lo íntimo de mis cráteres
cuando te imagino en un tren de su mano
también en el mejor cielo alcanzado por nuestras manos
en el pálpito de mis dedos al escribirte
en el tambaleante universo que existe en lo íntimo de mi ser
en la seguridad incoherente de las palabras a las que me sometes
a la irónica idea de tenerte sin antes detenerme al instante
porque sencillamente conocerte es ¡Brillante!

Dame tiempo, para dejarte
aunque quiera colorear tu pupila
hasta llegar a la orilla de algún mar cercano a tus ojos

Porque hablas tan preciso que te creo
que me creo capaz de compartir mi aire por si te falta
que no me alcanza el tiempo porque se me escapa por la ventana
que mirarte desde el primer día es alucinante
que no puedo estar mucho tiempo cerca sin tener que caminar un poco lejos
porque te siento a metros
incluso a centímetros estando lejos
porque eres matemáticamente incalculable

Porque eres magia y haces trampa, porque siempre ganas
porque te dejo, porque me dejo entrar en tu ciudad
porque eres un mundo completo pero perplejo
porque te reconozco desde aquí
esperando que me puedas sentir desde allá

Porque me pasas
cuando digo que nada pasa,
porque me encuentro sentada mirando el cielo mientras el tiempo pasa
y no te observo

Porque le temo a no descubrir quiénes en realidad somos
porque tengo muchas teorías y sobre ti
mantengo tu astronomía convertida en líneas

Eres verso, rima y entre líneas el deseo incrustado en mi
a decir verdad disfruto de la música que me transmites en silencio
y me atrevo, de nuevo a cambiar el hecho de retirarme como un alfil
porque no debo ir en diagonal
sino de frente, para recitarte con más deleite

Sé bien que Edmond Halley presintió al cometa Halley
Y yo presiento tu aterrizaje pero también tu escape
porque me siento en algún mundo paralelo más no en la misma órbita,
porque me alejo del concreto armado de la ciudad
para permanecer o de lejos admirar tu Nebulosa espiral.

A ti que te tengo y no.