Huídas

Margarita García Alonso

 

No me he hecho, me han hecho. Goethe

 

Huí de lo que representaba esfuerzo y sobre todo

de la ventana donde vi pasar a Madame Bovary,

al perro, al descendiente de vikingo

con el pelo rojizo en las axilas.

 

Huí del óleo que azota mi vientre,

envenena las manos, salta a los muebles,

se enmaraña en mi pelo

como una legión de enemigos.

 

Huí del aguarrás que come iris,

Huí de la cola de conejo que seca e impone

esta imagen de drogada que deambula

hasta el estante de cigarrillos negros.

 

Huí de la palabra que doma,

del frasco en que piensa la gente,

del murmullo que desmiembra

si el nombre no aparece

en la sección de conocidos locales,

autorizados o negados poetas

que chocan dientes

en el interior de pequeños envases

donde depositan la herencia.

 

Huí del campo donde jamás asenté cabeza

en noche silenciosa, sin grillo, luna,

huí de donde perdí el gusto por la charla,

enfundada en botas de cuero rústico, enlodada

por la marcha en el bosque vi el reflejo

de todo lo que vendrá al humano.

 

Huí del barranco en el que solía ser

Mar de la Manche. Huí de mi apego

a rumiar pasiones despiadadas,

huí de mi madre que cuenta el pulso,

desde la sombra me retiene en muchacha.

Huí de mi hija,

huí pavorosa arrastrando el mantel,

la alivié de mi carreta desvencijada

por los viajes que no puedo hacer

a cierta isla y los largos inviernos.

 

Huí de las cajas repletas de cartas,

veinte años de exilio en sobres amarillos,

sellos de mariposas de un país que encierra

al Hombre en un friso que nunca acaba.

 

Huí del indolente, del acuchillador

con la herida redonda del ombligo

la tripa colgando, enredándose en los caminos.

 

Huí del pasajero incierto que toma vino,

en la despedida aclaré que no hago promesas.

 

Huí de mí que era la muerte

y la escasez de recursos.

No existe aún una sola razón

para quedarme.

 

 

Del poemario Maldicionario, Editions Hoy no he visto el Paraíso, Francia, 2009

Por tanto, no digas que fulano vivió mucho, porque tiene canas o arrugas; no vivió mucho, sino que duró. ¿Pensarás acaso que ha navegado mucho aquel a quien una brava tempestad le asaltó ya a la salida del mismo puerto y le llevó asendereado de aquí para allá y al antojo de los contrarios vientos enfurecidos, haciéndole girar en un mismo remolino? No, no es que haya navegado mucho, sino que se ha mareado mucho. Seneca

 

  • Autor: Margarita García Alonso (Offline Offline)
  • Publicado: 24 de julio de 2017 a las 06:35
  • Comentario del autor sobre el poema: Utilizo mis creaciones digitales para ilustrar los poemas, pero no representan este u otro texto.
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 38
  • Usuario favorito de este poema: itxaso.
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Comentarios1

  • Adrian Labansat

    Me gusto mucho , huir como algo delirante, obsesivo, lastimadura que aprisiona para querer ser libres de algo, sin saber de que.

    • Margarita García Alonso

      Muchas gracias, Adrian, contenta de que le guste, siempre asusta presentar un poema.

      • Adrian Labansat

        QUE SI LO SABRE, EL MIEDO, ESE SEÑOR HABITA EN NUESTROS TEMPLOS,
        EL QUE DESTROZA , VERDADERO DEMONIO APARICIÓN POR DENTRO.



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