Te lo mereces!

Te lo mereces!

Tu, has caído una cantidad inumerable de veces, te has levantado, recogiendo pedazo por pedazo, tu corazón y sus restos de canciones.
Tu, has querido, has extrañado, has amado, incluso has adorado, y te han herido... Te han lastimado.
Tu, estuviste con personas equivocadas, en momentos equivocados. Has hecho elecciones que fueron poco juiciosas, poco sabias; pero en su momento muy deseadas.
Tu, eres una mujer que dejo los temores y las inseguridades, dejaste de ser la que de el necesita, aprendiste a ser quien eres porque te querías, y hoy miras a esa niña ingenua de ojos llorosos... con pena y ternura.

Y hoy sabes que lo mereces. Te mereces el que vendrá corriendo saltando en tus brazos, y con delicadeza y fuerza, te jalará de las manos... El que te prometerá tan solo llevarte a la esquina, pero hará todo para dibujarte una luna, en los granos de arena del Sáhara...
Te mereces el que te seguirá, hasta el otro lado de los océanos, tan solo por ver un día más tus hermosos ojos brillosos... El que con una curita y una tijerita, te construirá las vendas necesarias a tu alma, para renacer de sus cenizas y entregarse bajo nuevas lluvias...
Te mereces el que te dira a todo "no", pero te brindara unos "sí" a escondidas... El que cambiará toda su existencia, por unos segundos más en tu compañía...
Te mereces un hombre que sepa tu pasado y este incondicionalmente en tu presente, construyendo las paredes para en tu futuro, poder acompañarte... El que te haga entender que hay hombres que también lo valen y lo merecen!
Si, te mereces un amor imperfecto, pero sincero... Una vida de ensueños; no todos cumplidos, pero todos vividos... unas escapaditas a las montañas del himalaya, aunque sea solamente en su mirada... Te mereces renacer, y ya no caer, porque cuando sientas tropezar, alguien te sujetará muy fuerte, y nunca te abandonará.

Y cuando eso pase, agradecerás a ese que te saco lágrimas de sangre, el que te pego en tu inocencia un incurable golpe. Agradecerás haber caído sola tantas veces, y haber construido tan altas paredes.
Porque ese infeliz, ese que hoy recuerdas con lástima, ese que te trato como si no tuvieras la mínima importancia... te permitió aprender a escoger, entrever, precaver y valer.
Te enseño que todo lo daniño te puede por encima caer, y convertirte en una fuerte mujer. Fuerte para saber merecer y querer en toda la esencia de la palabra. Te enseño a valorar y a amar, el que si hará la diferencia.
Te enseño como recibir con gran alegría y felicidad, tu dulce recompensa.

Filia Stellae

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