GOLPEADO POR LEER A GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER

DEMÓDOCO

 

Por Alberto JIMÉNEZ URE

 

Tenía dieciséis años (1968)

Cuando me detuvo alguien

En un puesto de «alcabala militar» [01]

Ebrio, el sargento a cargo exigió

Me identificara erguido ante su presencia:

Como si yo fuese un recluta indisciplinado.

 

No lo hice, me mantuve apacible

Y le pedí me devolviese mi cédula

De ciudadanía venezolana o identidad.

Me arrebató un libro que llevaba

Del poeta Gustavo Adolfo Bécquer [02]:

Rimas y Leyendas [03], una edición barata

Que tiró contra la pared del establecimiento.

 

-¡«Arrodíllate, maldito, hazlo ya»!

-Me ordenó apuntándome con una Uzi [04]

-¿Qué hacemos con ese jovencito, Sargento?

-Le preguntó un soldado que recogió el poemario.

-«No he cometido ningún delito, señores»

-Interrumpí la plática de aquellos sujetos.

-¡«Lees un libro, eso es porquería: ¿tienes dinero?»!

-Me golpeó la cabeza con su arma el suboficial.

-«No, Señor: sólo poca ropa en mi morral»

-Le informé, aturdido por su fortuita agresión.

 

El subalterno leyó, en voz alta,

Una de las rimas de Bécquer:

 

«Porque son, niña, tus ojos

verdes como el mar, te quejas;

verdes los tienen las náyades,

verdes los tuvo Minerva,

y verdes son las pupilas

de las hurís del Profeta []»

 

-¡«Este tipo es una marica?»!

-De nuevo me aporreó el uniformado,

Manteniéndome arrodillado durante una hora.

 

De súbito apareció un general,

Le gritó con voz de mando superior,

Lo obligó entregarme el poemario

Y mi documento de ciudadanía.

 

--¡«Este sargento está borracho»!

-Indignado, comentó el superior-.

¡«Enciérrenlo en un calabozo»!

 

Finalmente, con su ayuda,

Me levanté del piso y salí.

A paso lento, me alejaba del lugar

Cuando quien me había auxiliado

Detuvo su lujoso vehículo a mi lado

Y ofreció trasladarme a Barquisimeto:

La ciudad donde residí algunos años.

 

-«Lamento lo sucedido, muchacho:

También me gusta leer y escribir []

Mi nombre es Simón Bolívar y Ponte.

Nuestras discordias tienen su origen

En las dos más copiosas fuentes de calamidad

Pública: la ignorancia y la debilidad»

 

NOTAS.-

[01]

https://es.wikipedia.org/wiki/Alcabala

[02]

https://es.wikipedia.org/wiki/Gustavo_Adolfo_Bécquer
[03]

https://es.wikipedia.org/wiki/Leyendas_de_Bécquer

[04]

https://es.wikipedia.org/wiki/Uzi

[05]

rimasyleyendasbecquerapp.blogspot.com/2014/11/rima-xii.html

 

 

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  • Autor: DEMÓDOCO (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de julio de 2017 a las 06:29
  • Categoría: Perdón
  • Lecturas: 55
  • Usuarios favoritos de este poema: pani, Raquelinamor
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Comentarios +

Comentarios5

  • Francisco Castro Guerra

    Fabuloso. Me ha encantado. Saludos

  • clonariel

    Trágico, nefasto, a lo largo de los siglos siempre los libros han tenido problemas para vivir plenamente...

  • pani

    El problema no es la ignorancia... son los prejuicios... un ilustre ilustrado pleno de prejuicios es igual de nefasto para una sociedad... incluso peor, porque su orgullo y superioridad moral le impedirá enmendar su error...

  • YA SABES QUIEN

    Una vivencia del oscurantismo moderno y de la ley de la selva.

    un privilegio de lectura.
    y un gusto enorme leerte amigo.
    abrazos.

  • Yedra

    Tremendo ejemplo de abuso de poder y de un mínimo respeto a un grande de nuestras letras...Lamentable situación que ha brillado con tu poema.
    Un beso



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