Salvador

Santiago Miranda

 

*

Esta mañana siendo laberinto
se repite el mismo dilema abierto
-es este momento eterno que a renacer
vuelve- acorralando a los fantasmas
del palacio ahora extinto

 

El flébil espectáculo ya comienza
un casco y un fusil inquietos tras el alféizar
parapetado un hombre cabizbajo, habla
a través de radios en los hogares, despedidas
y promesas de la historia emitiendo

 

Con el pueblo a sus espaldas
con el corazón en la mano
con el público temiendo
el desastre que desde
   el cielo
se aproxima

 

Son malvadas fuerzas que arremeten
contra el fragíl orden de lo justo
aunque le han prometido llevarlo lejos
sano y salvo si diciente, el ya ha prometido
antes cumplir su mandato con la vida que ha amado
si fuera necesario,entregarlo todo, esta es su pasión y duelo

 

I El peor día de tu vida
podrá o no ser el último

 

¿Inclaudicable será el juramento
de hipócrates, de la bandera dada
por la fe de un pueblo que teme ser
dejado fuera del programa de utopías
al recodo de capitales extranjeros y ruinas?

 

El sueño pesado arde /esta mañana/
la moneda con la que han pagado
en un golpe del fulgor y polvo-ra
ascendiente suscita en cada mente libre
el odio a la clase gringa y facha
el odio a muerte, ya vendrán las balas
que se devuelven tarde, en el ocaso
de su sistema de servidumbre, el germen
ahora crece, desde que viste venir el panorama

 

Metálicas aves lanzando sus huevos de serpientes
de águilas norteaméricanas, de furiosos uróboros
dando vida y muerte en un espiral de violencia
vida de una próxima y opuesta muerte sobre
quien ha perpetrado la traición, maldito
ahora hasta el juicio justo y puro
de mi pueblo, envuelto en la mortaja
vendado y con las manos atadas, solo dejado
contar sus muertos en la cabeza, no hay crimen
luego que no quede sin venganza, con el acto te lloramos

 

*

 

Escuchóse romper afuera, los dinteles
y la cáscara de ingenuidades con toda violencia
en las rutas pobladas de ratas ciegas y armadas
hasta la médula de la ignorancia de quien mata
por obedecer una y otra y otra orden dada, fuera
de sus cuevas infernales, zorros envenenando
el aire, el hierro de unos colmillos
destellando metálicas heridas recorren
las rutas donde antes hubo multitudes ensoñadoras

 

Quemen todos los libros, atraviesen los ventanales
estos mil ojos de una negra araña observando cada esquina
de noche el toque en la marea, roja, negra, la detención
sangrienta no es innecesaria, pinten de nuevo la bandera
en este río de sangre espesa corre sobre la desnudez de
los cuerpos flotando en el espacio y en el dolor no identificado

 

Salvador, llegaron y encontraron un cuerpo -suponemos-
Salvador, encontraron a un hombre en proceso y lo liquidaron
-suponemos-, Salvador, decidiste el próximo paso
de la historia, Salvador, nosotros que desde el estrado
del tiempo juzgamos, Salvador quedas, liberado de toda culpa

 

II Un disparo en la región luminosa

 

Tal como si fueras padre popular te veneramos
tal como si fueras ángel venido a menos
tal como si fueras tú, salvador
un intento, una apuesta de todo
o nada, jamás un olvido, no
por eso luchamos, por que la idea sea
rescatada y encauzada de nuevo de su
suspensión transitoria, la meta solo
se ha pospuesto, más tarde que temprano
habremos de cruzar la alameda de los valores
trascendentales, no serémos quizás nosotros
será un otro con nuestros rostros
con nuestros mismos nombres, serán aquellos
hombres los niños del mañana imperecedero.

 

Salvador, tu nombre puesto a prueba
Salvador, aquel último martes
              este martes, que todas
              las semanas pasa siendo
Salvador, mártir circunstancial
Salvador, nadie quiere ser otro
              como tú mañana, nadie

 

La valentía de pagar con todo
aquella promesa rota de defensa
judas de mi tierra has entregado
al último defensor del hombre digno
ocupando tronos y saqueando campos
arrasando con la quema y procurando
forman el germen de los nuevos
siervos de la gleba, NEOLIBERALISMO
TE HAN LLAMADO, MUERTE YO TE LLAMO

 

 

III De lo que por tu bien
no te enteraste

 


Pablo, al décimo día, murió
de una tristeza corrosiva
ningún poema acudió a enterrarlo

 

Compañero Salvador, no te llamo
compañero -no estuve ahí presente
cuando era necesario- 18 años tarde
llegué a mi nacimiento, ya no importa
llegué lejos de aquel mal sueño
llegué a la herida cuando
la daban por cerrada estando abierta

 

Nosotros ya lo supimos todo
nos enteramos desde el silencio;
Es la misma historia del comienzo
ambiciones y traiciones, orgullos
incapaces de entender el amor de prójimo
incapaces de una comprensión extensa

 

Al fin
incontables pérdidas como estrellas
en un cielo que por siempre será nublado
el grito como el rayo que a la llanura no ha inmutado
el temblor como ruptura de las bases que hemos forjado
ay de nosotros, han condenado las esquinas
de esta tierra ahora maldita y deshecha
                   No hay reparo ni mesura
        el dolor ha sido eterno e ilimitado
es el papel cortando el iris de la vista
es la fractura expuesta de pies y manos
es el martirio de Víctor afinando sin dedos
es el cuello escindido del cuerpo, es un torvo sin vuelo
es la garganta borbotoneando sufrimiento por las paredes
es el vomito de sangre, es la brecha en la columna
es el colgar de ganchos, es la súplica de muerte
es la violación con púas y alambres electrocutados
es el arder de testículos y montes
      de Venus zaherida, úteros que abrieron
      y que no parirán ya más

 


30-31/5/17

Ver métrica de este poema
  • Autor: Santiago Miranda (Offline Offline)
  • Publicado: 31 de mayo de 2017 a las 01:13
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 79
  • Usuario favorito de este poema: eibaoga.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos Novedades semanales




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.