carta V

Cada sueño y palabra diluida entre la piel de mis dedos, habrá dolor más sensible que el de sentir tus ojos intensos colándose en mi alma y robándose cada puntito brillante que dormía titilando en mi pecho. Desde que se desangra mi vida, por cada minuto que muero por tu partida veo sin esperanzas la lúgubre verdad.

 

Ya no estarás, vivirás en mi recuerdo… vivirás en las palmas de mi mano, por que se que cuando hace frio de noche, es porque falta tu espalda para recorrerla con mis labios, y vivir la dicha de que seas real. Se ama así solo una vez, aunque se quiera lo contrario, bien se sabe que tu sonrisa, o tu diciendo “te amo” se llevo lo que quedaba de mi corazón.

 

Me ha valido todo, cada lagrima, toda las oscuridad de los días, han valido la pena, porque fuiste mía, no me arrepiento de nada, porque ser dueño de la belleza es denigrar la libertad, tu nombre renace a cada segundo, te veo y solo pretendo tu felicidad.

 

 Un te extraño no conforma ni en lo mas mínimo la forma en cómo se ha trastornado todo lo que creía de la vida, tu eres y serás la nueva forma de ver el camino que me conduce hacia el cielo, para que de súbito me ponga los pies sobre el lodo.

 

 Dios te bendiga Maria Carolina