carta II

Por que insiste mi memoria en hacerte volver, tibio como el raco, pero punzante como una daga. Sabes que te amo amor, pero ya no puedo seguir gimiendo en purpura el quisquilloso hecho de añorarte como a nada.

Te dibujo con el humo de mis cigarros, te entrelazo en el vacio de nuestras sabanas, este invierno ha sido de gélido frio y tempestades abrumadoras, mis pensamiento, mi aliento, mi mirada todo remoza la vida, contigo existiendo solo en un beso diario que lanzo al cielo, para ver si por milagro o suerte lo recibes.

Te pido por favor que abandones mis sueños, que te alejes de mi frágil existencia, y vuelvas a tu hermosa expresión de vida, que eres por solo respirar y me permitas renunciar a todo lo que día tras día me envuelve en un silencio y la observación impávida del seguro y sin retorno adiós.