Für Ola

Joven romántica:

es esto un poema de despedida,

me pongo a mí mismo en un apuro,

apenas te conozco, soy ignorante del

número y especie de los árboles que pueblan el bosque

de experiencias que es y será tu vida.

Dudo, perdón, me niego a pensar

que tras la celeste puerta al paraíso

que solo se abre cuando ríes, haya  soledad,

pena, tristeza. Porque creo que

si de tanto sonreír consigues alegrar los corazones púrpuras

 es porque tu sabes el secreto de la vida y eres

el piano de Chopin para el alma.

Pero no voy a ser romanticista,

no te escribo para decirte las cosas que quizá,

ya sabes o debieras saber ya.

Tú no necesitas que nadie te diga lo

brillante que eres, no creo que necesites nada de nadie,

tú que eres la rubia Mistral o Esquivel polaca.

Quiero decirte que nuestros caminos

no volverán a encontrarse jamás, pero no importa,

soy feliz confiando en que tu vida será, tan ardiente

tan brillante y cegadora como la pasión de Tita, y que recorrerás el mundo.

Te deseo un rostro repleto de arrugas,

ni una de dolor, todas de sonreír.

Que tu paso sea decisivo como Caupolicán, y

tu sabiduría como la de Atahualpa.

No quiero, no me atrevo a decir más, eres un completo misterio para mí,

tú sabes quién eres y sabes a dónde vas.

Sigue creciendo hasta que el

cielo levante su cabeza para poder mirar

el destello verde que nace en tus ojos.

Aquel que Padrón quiso retratar. Los años

de seguro harán que nos olvidemos el uno del otro,

aún así recordaré mientras pueda la luz

de tu antorcha en la noche del tiempo y el mundo.

Que vivas y nunca mires atrás. Con aprecio a tu persona,

adiós.

Fimbultýr