Sweet home

 Hogar es aquella infraestructura que nada tiene de especial, salvo a tú "yo" pasado que hace de nada a todo. Sostenido por los pilares de la familia, las fuertes amistades y algún que otro amorío -en ese orden-. 

 Es aquel fuego ardiente en la chimenea que se roba los escalofríos, es un "buen día" de mamá con una taza de café. Es protección, es el único lugar donde te sientes realmente cómodo. 

 Es ese lugar que tanto anhelas luego de un largo viaje, es tú cama, es parte de ti. Es el nido de un pichón, es eso que tanto cuesta dejar -tan solo se deja tras la persecución de un gran sueño-. 

 Y es aquel lugar que tarde o temprano volvemos a construir luego de irnos. Dejamos nuestro primer hogar tan solo para conseguir otro, con los que quedan y nueva familia, los mismos o nuevos amigos, y un amor eterno. 

 Nosotros somos hogares. Nuestros cuerpos albergan aquellas ideas inmortales y sentimientos -cada uno decora el hogar como infierno o como cielo-. Y lo más importante, en nuestro cuerpo reside una llama que mantiene las risas, las sonrisas, los abrazos y los "te amo" a flor de piel. Mantiene esa aura hogareña, es nuestro inocente "yo".

 Es nuestra alma, es una llama que lentamente cesa hasta algún día apagarse y justo antes de morir deja salir una chispa. Chispa que hará arder otros leños, o chispa que se perderá en la oscuridad. Esa chispa es lo que dejas en el mundo, es tú inmortal esencia que solo subsiste idealmente, eres tú con, ahora, otros hogares. 

                                                           Agustín Miguel Cernotto.