Madrileñísima

El Siciliano

Madrileñísima.

Más madrileña que la Violetera.

Más que Doña Manolita, reina del por si acaso,

anfitriona del nunca se sabe.

Más que un barquillero tomándose un descanso en la Puerta de Alcalá.

 

Madrileñísima, como un madroño en el balcón, y un oso babeando en tu portal.

Más que el rótulo de Schweppes en Callao.

Más que la esquina del Metrópolis.

 

Un pincho de tortilla con dos copas (¿de Rioja o de Ribera?),

no es tan madrileño como tú, más madrileña que el bocadillo de calamares,

y más rebelde que una ángela caída.

 

Tú, hembra, mucha hembra, y a mucha honra,

más madrileña que las luces de Navidad en Gran Vía

cuando el corazón agarrotado se deshace

por el embeleso "cuello atrás" de Cortylandia.

 

Más madrileña que el vaho en los cristales de un Búho motor en marcha

a punto de partir desde Cibeles en una madrugada de enero

con frío de diosa acurrucada entre pieles de león.

 

Más que los vahos con que alientas las manos, heladas en los guantes,

más que el chocolate con churros y un libro en San Ginés. 

Madrileñísima, con tus estaciones vividas de un suspiro, más que las barcas en el estanque del Retiro.

Madrileñas como tú, que enamoran, más que un domingo de paseo por el Rastro.

 

Auténtica, más que la zarzuela y el chotis. Más profunda que la cripta de la Almudena.

 

Más madrileña que irse al pueblo un finde, más que la foto de un pie en el kilómetro cero.

Antibiótica del alma, más que la cola para entrar gratis al Prado, cuando se siente uno vivo, entre obras de arte como tú.

 

Más madrileña que situarse a la derecha en la escalera mecánica (salvo besos urgentes),

y a la izquierda en el andén del metro, que luego pilla más cerca la salida.

 

Más madrileña, rara alhaja, preciosa, como el silencio madrileño,

cálida y distante como las estrellas, madrileñas todas ellas,

más que las uvas en Puerta del Sol el 30 de diciembre.

 

Más que una caña de Mahou bien tira’,

más que el calorcillo de Mayo que hace florecer la terrazas

más que un “mini” en la verbena de San Antonio de la Florida.

 

Más madrileña que un Rayo vallecano, más que el sol dibujando siluetas en los soportales de la Plaza Mayor,

con Luís Candelas haciéndole un guiño a la sobrina de Botin.

 

Madrileña habías de ser, y más prohibida al fin, que un beso de San Isidro a Santa María de la Cabeza.

Y sin embargo tan presente me transmites, si focalizo la mirada en la emoción,

cuando ráuda sobresales los tejados, tendiendo al cielo como el Pirulí.

 

Inmanente Madrileña, superlativa, con el calor inesperado de tu jardín en mi poema, hermoso laberinto de rosaledas,

quedo alboroto de tortugas en el jardín tropical de Atocha.

  • Autor: El Siciliano (Offline Offline)
  • Publicado: 14 de mayo de 2017 a las 11:17
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 41
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Comentarios1

  • Raesia

    Super original. Me encanta!!

    • Cristin5

      Si, es muy buen poeta, este poema en particular va dedicado a mi
      un saludo

      • Raesia

        Que bonito!!!😊 Otro saludo para tí



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