Mayo

El poeta arcano

Innumerables látigos se mecen
en este mayo absorto, tenue, helado...
Bien pudieras mujer, haber cantado
la sonata auroral que ellos merecen.

Me he puesto a cavilar de aquellos tiernos
mayos amados, los que iban por fuera,
esos que en ti, tenían primavera,
y echaban su flor hasta en los inviernos.

Ya se acabó mi causa, y esa causa
de no saber mi causa de domingo
religioso. No has vuelto tras la pausa

que abren y cierran mi grotesco afán...
Mi piano se refugia en el silencio,
de un mayo hambriento de su propio pan.

Derechos reservados de autor
David John Morales Arriola

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Comentarios3

  • Beatriz Blanca

    Un soneto de lujo, estimado John.
    Saludos con afecto

  • Inexistente

    Tu nostalgia de mayo y... la verdad de su llegada... siempre llegando hambriento de su propio pan.

  • María C.

    Tus sonetos de verdad que son perfectos
    Un saludo, espero estés bien



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