Fábula

Kevin_AfGo

En la vida hay varios tipos de un solo amor,

el único auténtico,

y casi todos comparten la misma promesa:

la de convertirse en el guardián de la justicia,

el faro al que los extraviados acuden.

 

Conozco una ruiseñora de

bello cantar, que posó sus alas en la

inmensa marsopa varada en las calles

de Las Palmas de Gran Canaria.

 

La marsopa estaba llena de cicatrices,

apenas se encontraba la belleza

en tal ser del señor con

que la vista deleitarse pudiera.

 

Pero la ruiseñora hizo ejemplo, y no

siguió lo que la natura social de su raza

frecuenta, acogió a la marsopa y la

elevó más allá del mar,

más allá incluso que de Cofete,

más allá de las Indias y del fin del mundo.

 

Este viaje no fue físico,

este viaje espiritual fue tan abisal,

que ni Julio Verne ni el capitán Nemo

se atrevieron a explorarlo.

 

Tan profundo era el amor profesado,

que cualquier intrépido, a acercarse

atreviérase,

sufría alergia porque la humana

condición no estaba preparada para tal pasión.

 

Pero ¡Oh, cruel cosmos!

Celoso del amor, de los

que iban en bonanza, decidiste

separarlos con la verdad omnisciente,

la vil aspereza del tiempo.

 

Fimbultýr

  • Autor: Kevin_AfGo (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de mayo de 2017 a las 05:23
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 63
  • Usuario favorito de este poema: Wellington Rigortmortiz.
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