De serenata

Mallez

 


Todo es silencio.
Todo está quieto.
Y en el foro nocturno
en que duermen los hombres
niños, ancianos y mujeres
del vecindario,
surgen temblorosas
millares de estrellas.

Repentina y suplicantemente
como un breviario bohemio,
surgen los acordes
de las agudas y graves cuerdas
de unas pocas guitarras.
Y manos y voces
en un conjuro orquestal
vuelcan el sentimiento
de sendos pechos varoniles.

Invitados y colados
se enamoran del canto
y de la música en vivo,
y afinan gargantas
al beso de "La Charanda"
y los cigarrillos,
de esos que calan la garganta,
que a veces hacen llorar.

También cooperan los gallos
porque en su sueño duermen,
mientras los cantores
se aprestan al arte
del canto, de la música,
y se conglomeran ansiosos
los coristas alegres
que desentonan, pero igual cantan,
e inquietos esperan que se haga la luz
detrás de la oscura ventana.

Y hubo grata recompensa
para los alegres cantantes
que en su afán perseveraron:
La luz encendida detrás de la ventana
y como un heraldo la presencia trasnochada
de la afortunada que desde hacía horas dormía.

Y de los coristas, invitados y colados
consumidores del aguardiente
que calmaba el frío y la espera,
aquellos que perturbaron la paz
del apacible vecindario que dormía,
vieron la bicolor luz encendida
de las sirenas de la policía.

Después de la gritería
de regateos y jalones
y de muchos minutos,
todo es silencio,
todo está quieto.

Es hora de dormir.

Ya despertaron los gallos
y se oye su canto cotidiano
que ha de despertar
al apacible vecindario.

P.D.

¡Ahora sé también que a los gallos
se los llevan la policía porque los he visto presos!

 

 

  • Autor: Mallez (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de mayo de 2017 a las 00:10
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 95
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