* Esquizofrénico Masoquismo (el bizarro II) -

Wellington Rigortmortiz

 

Hermosa la maldad,

tan precioso el silencio,

fastuosa la soledad,

preciosa la muerte,

exquisito

todo el amor

que supieron brindarme,

extremo el dolor

que románticamente

aclama mi sangre siempre,

deliciosa la tristeza;

todos me dan su perdón,

todos me visten

y desnudan

el cuerpo, el alma,

encantador el sufrimiento

delicado y devastador

su sentir, maravillosa

la ironía, placentera

la hipocresía,

de todos ellos dependió

toda mi fortaleza,

toda mi paciencia;

toda mi inocencia

jamás fue violada,

solo sometida

por el impulso pasional

de la vida en la muerte

tan lenta y agónica

que siempre me satisface,

celestial la mentira;

cuantos fantasmas

o semidioses

erotizan mi alma,

sentimientos dadaístas

versus

sentimientos abstractos,

apuestas sobre el tiempo,

promesas, ilusiones, sueños,

utopías, furtivas esperanzas,

manjares a escoger

para ser devorados

con bestialidad;

tabúes camuflados

de inocencia,

dios cuan perfecto

parece ser todo,

cuantas preguntas

sin respuesta,

cuan apetitosos

son estos sentires en mí;

delicioso mujer todo

lo que tienes para mí,

atrayente tu maldad,

sugestiva tu banalidad,

atractiva tu pasión,

seductor tu amor;

superfluo espíritu,

inocente soy

a todo cuanto tú me das,

extasiado tengo que huir;

te aguardan entes mutantes

que fusionaran toda maldad

más un odio visceral

con todo aquello

que das y representas,

vivirás la muerte lenta

de un amor distorsionado,

mientras en el exilio

yo alivio pasionalmente

todas mis heridas

con el veneno, elixir

de tus recuerdos.

 

*

Crucificada mi alma

en un árbol esta aferrada

a su inocente naturaleza,

en este viejo bosque

la oscuridad es perpetua,

brujas del amor

con su mágico elixir ritual,

extraen de mi esencia

lacrimosa, mientras ellas

se vuelven solo

recuerdos para mí,

un dolor inexplicable,

mordaz, va cauterizando

cruda y cruelmente

con su incandescente

calor esta profunda herida

abierta de par en par

como las puertas del cielo,

o quizás

de un posible infierno,

el corazón enhebrado

por miles de dagas

late lentamente,

desesperado

y ahogado en sangre;

una espada encajada

está en mi costado

con amor, dolor y traición,

respirar es complicado,

para no morir, fingir

que no lo puedo hacer bien

es debido a tus besos

que desaprensivos

cruelmente me asfixian,

así la mente maquina

estúpidamente

el hecho de que hayas muerto,

de que te hayas huido de mí;

malditos bellos recuerdos,

como carcomen

lentamente mi ser,

maldita hermosa figura

que cada día sarcásticamente

te refugias en mi alma

a la cual ya no amas,

solo lo haces

porque soy el único

que jamás te pudo

y podrá hacer algún daño,

aquí sigo, seguiré,

hasta más allá

del final de tus días

dándote el refugio

que tanto necesitas,

esperando el instante

en el que retorne a ti

tu cordura, tu sensatez,

tu sensibilidad,

tu bondad, tu verdad,

tu lealtad, tu fidelidad,

tu respeto, tu honestidad,

naturalezas que compartiste

y viviste de mí.

  • Autor: Rigortmortiz (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de abril de 2017 a las 12:30
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 74
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Comentarios1

  • liborio cantillo

    La naturaleza humana en tus letras
    Saludos amigables



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