MIEDO

Glomo

      La respiración tanática confiere al espíritu 

      la justa medida entre oxígeno y miedo. 

      Alimentar al miedo es nutrirlo de vida, lo opuesto 

      a matarlo o dejarlo morir. Dejar de respirar 

      significa creer,  dejarse idear por influjos impropios.

      Todo nihilismo carece de algo y fomenta la 

       necesidad, todo acercamiento a la muerte respira 

       verdad y se deja alimentar, es permeable a la 

       ayuda y sólo la autodisolución puede consumar

       el encuentro con la verdad, beber de lo esencial,

       ese difícil trago que es mirarse al espejo sin

       demasiado reproche, incluso, sin desprecio.

       El miedo no es a la muerte, es a soltarla porque 

       uno se abrazó a ella hasta casi la asfixia, 

       respirando lo justo para nutrir al espíritu de

       oxígeno y miedo. 

       

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