NOSTALGIA.

Noelia Maya

Se convirtió en algo más que un amigo, se convirtió en mi oyente.

 

Éramos simples almas, perdidas en el olfato de una tragedia y esperanzadas de las circunstancias de mil maneras.

Atormentados del pecado, del sudor de cada rato. No confiábamos en nadie, éramos pedazo de un sólo encanto.

Huíamos de las personas por desconfianza, por miedo a perder, por diferencia de alabanza.

 

Un día, en pleno atardecer, nuestras almas chocaron, una con una, sólo ellas con nadie más.

Sentí miedo, me sentí nostálgica.

Todo lo que esperaba era solo una palabra, una palabra del roce de tu boca, un sentimiento que no se da cada hora. Tenía miedo, lo acepto. Pero no me arrepiento de cada instante a tu lado, de cada beso sin cambio. Ahora lo entiendo. No sabía que iba a ser difícil conservar una relación con trato...

Pero sí sabía que nuestras almas volaron, encontraron algo que no se encuentra diario... esa palabra sin significado y con miles de emociones y pensamientos. Sí, esa palabra que tú me dijiste, y la que me hiciste sentir. Una palabra única, que no se le dedica a cualquiera, que no sale de tu boca hasta sentirla en el corazón, sí, esa. Tú sabes... la que se llama amor.

 

La que me dijiste con caricias, con besos de cada día. Con acciones que cambiaron mi vida.

Sí. Me siento feliz.

Ya no te tengo a mi lado, pero yo aún te sigo amando. No es la mejor manera de decirlo, pero yo aún no te olvido.

¿Sabes? Ese instante donde sólo estaban nuestros corazones, nuestra mente latente, y nuestra cordura irracional... fue lo mejor que me pudo pasar.

Ahora comprendo que fuiste una parte de ese árbol, el árbol que nunca muere...

El que nunca se va.

 

Tengo miedo de no encontrarte.

Ahora es tiempo de dejarnos ir, de que nuestros corazones sean libres. Tú te vas y yo me voy. Así de simple, pero muy difícil.

 

Te vas, amado mío. Y yo me ausento con mis pañuelos.

Vete con la luna, que ella te vea y que te de cuna. Toma la noche sin consuelo, salte de tu habitación cuando estés contento, sal a caminar, bébete una copa de la mejor ronda... sólo olvídate de mí.

Es tiempo de dejarnos ir... De que se esfumen los malos tiempos, y que se queden los bellos momentos. No te olvides del día de ser felices ni de la noche de ser amados. Ten piedad de oyente y nunca te alejes de tu florecer.

Es hora. Vete, amado mío. Ya es tarde.

Sólo guarda el tirado recuerdo de una dama que te acompañó en la caballería de tu camino.

Vete, no te quito más tiempo. Te he quitado bastante que ya no sé si dejé de amarte.

Corre, tu nueva vida te espera...

Vete, no huyas. Sólo vete.

Te diré por última vez lo que me hiciste sentir hacía mucho tiempo. No importa si no alude en este instante... pero, entre dos personas que no se han dejado de amar, es el ímpetu de la cobardía. Te diré consuelo mío, porque eso eres... el consuelo de mis noches de tristeza y los días de mi alegría.

Vete confiado de que esta dama te seguirá amando, aunque se cambie de vida o se cambie de amor, tú serás la primera palabra de sus mañanas.

Amor.

  • Autor: Dym (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de abril de 2017 a las 20:36
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 61
  • Usuarios favoritos de este poema: Edmundo Rodriguez, Mia Aragon.
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios1

  • Max Hernandez

    Cómo decirle que se vaya, si aún el amor sigue en mí?
    Vaya tema el que has tocado, difícil de afrontar, pero una realidad muy frecuente.
    Saludos
    Max

    • Noelia Maya

      Exactamente, Max. Cómo. Hay que ser muy fuerte y tener una mente muy abierta. Pero suele suceder.
      Saludos.



    Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.