MI cometa azul.... TEMA SEMANAL CUARTEL.

Max Hernandez


AVISO DE AUSENCIA DE Max Hernandez
Tiempo al límite, pero feliz de poder compartirlo

Es temporada de cometas en la ciudad.

No llueve. Por las tardes, los vientos soplan muy fuerte, aprovechando de esto los niños para hacer volar sus multicolores cometas a cielo abierto. Todo espacio es bueno para hacerlo: corrales, chacras, pequeños cerros, parques o, incluso, las calles que casi siempre están desiertas. No existían muchos  autos en mi pequeña ciudad en las épocas de mi infancia. Incluso se organizan competencias en los barrios, a ver quien hace volar su cometa a una mayor altitud o distancia.


  En aquellos tiempos las cometas se hacían en forma artesanal. Desde las más simples, hechas con hojas de cuaderno; hasta las más sofisticadas, en base a listones de carrizo, papel cometa y plásticos multicolores.   

Era todo un arte preparar una cometa.

Desde muy pequeño, yo observaba como los niños mas grandes se valían de los recursos existentes para lograr verdaderas obras de arte ante mis ojos. De todos los colores y tamaños, algunos se valían de pequeños retazos de trapo para fabricar la cola, que daba el equilibrio necesario para que nuestra cometa se mantuviera en el aire.  

Aún no había tenido una cometa propia.

En el colegio, los otros niños de allí, me enseñaron a preparar una simple cometa de papel.  Con una hoja de cuaderno, un trozo de papel higiénico y una pita cualquiera.   Una simple cometa de inicial. Fácil de hacer volar; pero, no se podía elevar mucho, ni mantenerse largo tiempo en el aire. Aún así cumplía su propósito: hacernos divertir por un buen rato.


Es así que, en un fin de semana cualquiera, no recuerdo si sábado o domingo, no había ido al colegio. O quizá me hice la vaca. Eso no importa. Estaba yo en casa, jugando un rato frente a la puerta de mis abuelos. Noté que algunos niños mayores estaban volando sus cometas en uno de los cerros que se encontraban cerca al lugar donde vivíamos.
Debía de tener no mas de ocho años, quizá menos.

Probablemente quedé anonadado mirando como los otros muchachos hacían volar sus cometas, pues no noté la presencia de mi abuelo. Recién me percaté de él cuando, con su filosa chaveta en mano, se dispuso a alisar dos varillas de quinua seca, dándoles un tamaño adecuado. Para luego, entrecruzándolas, unirlas por sus puntas con un pedazo de plástico azul que había traído consigo. Para este menester utilizó un gran pedazo de hilo pabilo tratado con cera de abeja, que utilizaba para su trabajo de talabartero.   

Mi gran abuelo, siempre con una canción en los labios, con su mirada serena y alegre, sus ojos bonachones y vivaces, estaba a mi lado preparando una hermosa cometa azul.   Luego se trajo un buen trozo de tela de la abuela, y con eso fabricó la cola de mi nuevo juguete. Anudó todos los hilos  y luego, con una gran sonrisa en los labios, me la dio para poder correr con ella y ambos echarnos a volar.  

La cogió en sus poderosas manos, la puso en alto y a una orden suya eche a correr como loco con el hilo que ataba a mi nueva cometa en mis manos.   

— ¡Corre, Pepe. Corre!!

La pequeña pero hermosa cometa azul, confeccionada por mi abuelo, remontó en vuelo majestuoso por los aires serranos de mi natal tierra. Me sentía el ser mas dichoso del planeta entero. En mis pequeñas manos tenía un portentoso juguete que se elevaba majestuoso retando a todas las demás criaturas voladoras del cielo.   

Mi abuelo me dio alcance, y me ayudó a mantenerla volando. La pequeña cometa azul se confundía con el hermoso cielo de nuestra ciudad.    No recuerdo mucho de lo demás. Se enredó varias veces, tanto en los árboles como en los postes y los cables de alumbrado público. Mi abuelo se encargó de rescatarla tantas otras. No sé como terminó. Quizá fue a parar en una hoguera cualquiera, o reciclada para algún otro fin. Eso no importa ya.


Lo que importa es que de mi memoria nunca se borrará la imagen de mi querido abuelo fabricando mi pequeña cometa, y luego ayudándome a hacerla volar. Mi pequeña, pero hermosa, cometa azul...  

Aún te extraño, mi querido abuelo...

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Comentarios +

Comentarios11

  • LoboRamz

    escribes siempre hermano amigo Max con toda el alma saludos amigo JC

  • Yolanda Barry

    precioso aporte muchas gracias 🌻🌻💗💗

  • lindaestrella

    Esa nostalgia viaja junto a ese cometa tan especial... Bello relato amigo, saludos.

  • FABIO BOHORQUEZ RODRIGUEZ

    Max:

    Un bello recuerdo muy
    bien plasmado en este
    sentido relato.

    Un abrazo de amistad.

  • yunque

    hombre amigo , ya tenia ganas de volver a leerte y deleitarme con esa sensibilidad que le imprimes a cada letra, yo era muy torpe con las cometas joder todas las jodia , preciosos recuerdos de esa felicidad pura y grande, un placer leerte otra vez ,abrazos

  • Beatriz Blanca

    ¡Qué tierna historia! Me has hecho recordar las tardes ventosas de mi ciudad. Mis cometas fueron fabricadas por mi mamá y ella nos enseñó a remontarlas. Es un recuerdo imborrable de mi linda infancia. Gracias Max. Un abrazo.

  • Maria Hodunok.

    Que dulce Max.!!!
    Recuerdos de niñez inocente, donde una cometa era el sueño de todo niño.
    Hermoso describiste este recuerdo de tu abuelo...ellos si sabían fabricarlos.
    Maravillosa tu historia amigo.

    Feliz noche. Feliz fin de semana.!!!!

  • Mia Aragon

    Max que gran recuerdo nos entregas
    leer y sentirse atrapado en el...
    es grandioso

  • itxaso

    Precioso relato
    Los abuelos dan siempre un toque de serenidad y ternura inovidable

  • María C.

    He visto a veces por la tele soltar las cometas, y es una preciosidad, como tu poema, un abuelo entrañable que hermoso recuerdo nos traes.
    Un abrazo Max

  • yosoyelquesoysiempre

    Genialidad que se desborda como el cauce de un caudaloso río, claro que esta vez no arrastra agua sino letras. De las más Excelsas.

    Su amigo eterno.

    Hermano de letras.

    Enhorabuena, amigo Max.

    Condorandino.

    • Max Hernandez

      Gracias estimado amigo



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