La pícara damita un ojo guiña
al joven perillán que la corteja,
al cual algún diablillo le aconseja
que bese el lindo rostro de la niña.
Lo besa y ambos fingen una riña
con gracia y ella finge estar perpleja
después, cuando el audaz muchacho deja
un trozo de papel en su basquiña.
Veloz lo toma y lee lo que él le ha escrito
y con la mano libre acalla un grito
al tiempo que su faz se ruboriza;
no obstante, al poco rato el grato rito
de Venus dicho par con apetito
voraz en el boudoir al fin realiza.
Osvaldo de Luis
Comentarios1
Bueno, ella se lo asió, y yo supongo que ambos lo "hacieron" (¡ja, ja, ja!), quiero decir, lo hicieron (el acto del amor). Bueno por ellos, y por ti que nos regalas otro soneto humorístico, Osvaldo. Saludos.
Gracias, Franco. Un saludo.
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