¡Oh etérea
y desconocida
rosa...
que herís la tarde,
de primavera
y beso... !,
venced ignota
vuestra impertérrita
tímidez...
y lacerad despacio
vuestro corazón
maltrecho,
entre acordes
sincopados
de anárquica
fragancia...
y desubicada
hora.
Comentarios2
Muy inspirados versos. Vaya mi aplauso.
Saludos
Muy buenos versos.
Un abrazo
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