Rutina

Frank Carlos

La luz se posa en tus pupilas como el filo de navaja

brilla y traspasa el interior 

de mis muros revividos en tu paz de aurora,

después de la batalla siempre tu luz

al final del día cuando todo se sumerge en las tinieblas

prendes la hoguera de tu ser

y emerjo del caos y la rutina,

me sumerjo en tu mar en calma,

es tu piel de luto y escarlata

tentado por la belleza ígnea de tus senos,

te poseo entre mis manos ajadas

del lodo del día y la vida parduzca a oscuras

perturbadoras curvas energen 

de tus mundos y se pierden  en la niebla las ideas.

 

Se apaga la luz en los ojos callados

por cien montañas de nácar

y me sumerjo en otro mar

al compás de tu melancólica mansedumbre

siento tu piel lejana, diluida en el fondo

inmenso del universo navegando otra galaxia

como un vaquero inóspito en traje para el cosmos.

 

Inquieto en tu presencia, otra vez la luz

la sábana es un mar de fluidos inevitables,

ni las sombras apagan la mortal luz del día

ni el desmedido esfuerzo del viento en la sabana

empujando el calor de la tierra que hierve

y cuece como horno mefistofélico.

Estás tu y es suficiente, te abrazo nuevamente

y te poseo extrañamente asido a la almohada,

cuando te hayas ido nuevamente al caos 

y al desarme del hogar, de la elocuencia de lo ignoto

será otra batalla mas del oropel

y del oficio decadente de estos días.

  • Autor: Frankoo (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de marzo de 2017 a las 21:03
  • Categoría: Espiritual
  • Lecturas: 36
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