La plétora de gracias que Natura
ha puesto en tu sin par anatomía
es causa de mi amor y mi alegría,
rayanas, Filis mía, en la locura.
Mirarlas mis latidos apresura,
catarlas es soñar de la ambrosía
el gusto, y observarte en demasía
a pique va a echar pronto mi cordura.
Si déjasme morder el dulce anzuelo
de tus encantos -celestial carnada-
mayor será mi dicha y más calmada,
y tras tu carne darme algún consuelo
no te tendrán, amor, tan acosada
mis ojos con su fijo y torpe anhelo.
Osvaldo de Luis
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.