Vuela de hoy a siempre
la poesía de perfumados edénes
en un bajel que se mece...
Hacia ti, virgen clara y verde
con sabias rimas para tu alma de madre,
y soles de calma y deleite...
Los humildes amaneceres
desde los confines del mundo te vienen
para que tú los colmes...
¡Ay, Virgen inasible!
Que deslúmbras cual aurora radiante
y me llenas de luz en las noches dolientes...
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