El cauce, a lagrimas de mi, de mi dolor; de mi sentir.
Resuena una voz de zacarrina, que salio de ti y en mi pecho una triste hoja roja hizo crujir.
El olvido te llegara, así lo he decidido; pero ten por cuenta que a tus ojos no echare mas oro molido.
En mis manos, empuñare las tuyas, en mis tantas memorias tu divinidad circunspecta.
Me encaminare por una mangata, taciturno y con mi poesía, triste y lenta.
Aquellos papeles con tinta negra, volaran cual fenix moribundo.
Tal vez renaceran, y olvidaran el dolor que los ha degollado; tal vez veran un nuevo mundo.
Mañana,...es tarde, hoy es mañana entonces.
Entonces hoy te amo, me gritan miles de voces.
La conclusión es aqui, en este abismo de brutal acido.
El adiós, te lo doy mañana, es decir hoy, mudó tu recuerdo al desierto arido.
Esta pasión y amor fue mi epitafio, y me enseño lo mal que he vivido.
Mujer de la cual me desprendo de las ropas, y la mente hoy abjuro tu amor y empieza mi olvido.
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Autor:
Ariel Figueroa Gomez (
Offline) - Publicado: 7 de marzo de 2017 a las 23:22
- Categoría: Triste
- Lecturas: 98
- Usuario favorito de este poema: THEdan3080.
Offline)
Comentarios1
Es usted un gran poeta, con maravillosas letras!
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