COLGADA
Rodeaba con sus brazos el cuello
atlético, ancho y musculoso,
y se colgaba
con toda su pasión y su ilusión,
dependía de sus brazos enclenques
como único puente con el resto del mundo.
Que era primeriza, se notaba a la larga distancia.
Para una observación más rigurosa
había que acercarse un poco a la pareja de novios, sutilmente,
como un estudioso
entusiasta de la condición humana.
Había que plantarse cerca,
a unos pasos
para escuchar frases entrecortadas
sollozos sueltos
pensamientos algo prosaicos.
No dirigirse a ellos
directamente
y recomenzar, algunos días más tarde,
la reflexión sobre todo lo visto y lo oído:
los labios entreabiertos, la sonrisa
a medias, la lengua perfumada
y todo el campo de alrededor inquieto
como en un ir y venir desenfocado.
En aquel caso
una charla entre amigos
o sobre el tiempo que hace
queda descartada.
No hay que excluir sin embargo,
alguna referencia a cómo resulta de extraordinario
el amor.
Gaspar Jover Polo
Del libro Al borde de lo ilegal
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