Palabras prestadas.

Inexistente

¿Y si para mí, esto no tiene sentido?,
¿Si no es para esto… que yo he nacido?,
¡Temo estar engañando a la gente!
-Y así mismo me engaño yo mismo-
entregándoles palabras insulsas
(Estas parecen no ser mis palabras,
se me ha dado por ser sensato,
algún espíritu ha de haberlas gestado).
-Yo calzo en mi cabeza, la talla cero
¡Pero de que soy, un ser sensible si soy!-
Si es esto, para lo que no estoy hecho
¡Sí hecho!… para asumir las verdades
-las crudezas que solo mías,
de nadie más,… de mi mente-.
¡Qué no debo engañar a la gente. –digo-!
Con versos que vuelan a ningún lado,
que no riegan palmeras en los tejados;
-que no atraen las ánimas de las chiribitas
que se gastan la danza allá enfrente-,
ni alborotan las golondrinas
que inquietas ansían un bello verano.
Se me han desprendido las voces
y cuajados aceites son mis palabras;
ya se oye el mareo entre las oquedades
del papel donde solo domina el blanco.
Debo reconocer que este no soy
porque siendo yo…, no soy aquel
que libra la justa ante el sustento
de la palabra adornada que canta.
Mas soy aquel confinado a las olas,
yo náufrago en las consideraciones;
el que lleva sombrero sin orla
para el que no llueve ni el sol,
o el sabor de una noche estrellada…
ni pulidos acordes en sus canciones.

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