Ambos

Santiago Miranda


y yo
quisimos ambos
develar del origen
mítico el misterio, desvelado
caímos, cegados de avaricias
en la tristeza del propio engaño
¿por qué quisimos tanto preguntarnos
si obtuvimos solo escarnio de silencio?
Pero luego cerramos los ojos de dogmas
y creencias dibujamos mapas aéreos
en las planicies desérticas-cutáneas
en las cavernas por las noches
(refugiados en las palabras
y sueños del otro que se deja
besar y tocar pero jamás
estar totalmente seguros
de su posible existencia)
fuimos ambos deshechos
por el mundo y el amor
nos hizo reconvertidos
en liquido etéreo
como uno entretanto
nos palpamos los nudos
traumáticos y desconocidos
deseos del ombligo como un marea
nocturna invocándonos al mutuo
encuentro silencioso y cada oscilación
nos acercaban a la vibrante fuente
de vida y muerte
sí, estuvimos
                   solos pero juntos
sí, estuvimos
                 muertos pero vivos
sí, nos negamos traicioneramente
y de tanto amor nos odiamos un poco
sí, nos dijimos una noche aquella
toda estrellas fuiste y fuimos estrellados

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