El universo de Facundo

Esteban Mario Couceyro

Facundo, es un preadolescente dueño de un pequeño universo, su habitación en la planta alta de la casa familiar.

De vivaz inteligencia, dedicada a los asuntos de su exclusivo interés, que no se compadecían de los del nivel secundario, en su segundo período.

Todo pasaba por el monitor de su computadora y alguna mirada por la ventana, como para ubicarse con referencias del mundo real. La conexión con ese mundo, es la mínima, dos comidas, la merienda si se concretaba, consistía en galletas y jugos de dudoso contenido. Eso si, Facundo transita con asiduidad la escalera que lleva a la sala familiar, cuando su engendro tecnológico, necesita una onerosa actualización.


Hoy Facundo, descubrió, que algún vecino ha conectado una impresora inalámbrica con acceso abierto…, una sonrisa se dibuja en la boca, dejando ver el horror de una feroz ortodoncia.

Para sus ociosos adentros, Facundo hacia trabajar esa prodigiosa inteligencia, pensando en esa situación que se presentaba como una oportunidad…, ¿para que podría servir esa oportunidad?.

¿Dónde pusieron esa impresora con Wi Fi?. La mirada se iluminó al pensar que lo sabría por la noche, observando qué vecino desechaba una caja de impresora nueva.

A medianoche, antes que recogieran la basura, como nunca, pidió a sus padres poder sacar el perro a pasear, Facundo tiene la cobardía disfrazada de cautela y sabía que con ese gran perro a su lado, nadie lo abordaría en horas tan inseguras.

Recorrió infructuosamente las cercanías de su casa, el radio del Bluetooth es limitado, sin ver una caja de impresora nueva. Maldiciendo para sus adentros, pensaba que el dueño había guardado la caja y su estrategia naufragaba.

El perro,ignorante de los deseos de Facundo, intentaba levantar la pata y orinar en una bolsa negra de buen tamaño y tironeó la ausencia de su amo.

Facundo miró ofuscado al perro e inmediatamente observó la bolsa negra. Mirando para ambos lados, constató su soledad y rompió el plástico para descubrir una antigua Epson de matriz de puntos, una antigüedad digna del contador del frente de su casa.

Feliz de que todo concordara, sabiendo quién tenia esa impresora abierta, regresa a su casa, pensando que su vida pasaba a un nivel superior, al igual que los juegos que ocupaban gran parte de su vida.

Instalado en el escritorio, no pudo entrar en el juego solo colocó música suave y fijó su mirada al frente, donde hay un estudio contable justo donde encontró la obsoleta impresora. Sin duda el viejo contador, suplantó su impresora por una nueva con Wi Fi.

Facundo, quedó mirando por la ventana por más de una hora, pensando en esa fortuita situación. Luego se internó en el juego, con mala fortuna acostándose pasada las cinco de la mañana, cuando el cielo de enero amanecía.


A las siete y media de la mañana, como lo hacía a diario, el Contador llegaba en su viejo Ford Escort, impecable como él mismo. Ingresa a la oficina, prepara las carpetas y sale nuevamente para hacer una interminable cantidad de trámites en las oficinas de fiscalización. Un instante antes de salir, se da cuenta que olvidó imprimir una planilla.

Prende los equipos disponiéndose a imprimir la planilla, cuando siente que la impresora, comienza a escribir por si sola.

 

-” Buenos días, soy la HPLaserjet P1102w Wireless , gracias por elegirme. Mi inteligencia dialogará con usted desde este momento, le haré una pregunta, ¿usted usa peluquín?”-

 

El Contador, dejó caer la taza de café y el papel temblaba en su mano derecha, el zumbido de la impresora, anunciaba la planilla faltante, que tomó para guardar en la primer carpeta.

Mirando el reloj y lo tarde que se había hecho, salió con premura en su viejo auto.


Son las cinco de la tarde, temprana madrugada para Facundo en vacaciones, baja a merendar y soportar la catarsis diaria de su madre…, con el último sorbo abandona el escenario y se guarece nuevamente en su universo.

Facundo, directamente mueve el mouse gamer, pues su equipo nunca se apaga y controla la infinita carga de mensajes que recibe de sus amistades y de quienes ni siquiera conoce, pero están en sus sitios. Bien podría suspender esas búsquedas de comunicación, sin que la humanidad ni él mismo se cayera en un abismo, pero contestó cada mensaje idiota, con una similar correspondencia.

En eso estaba, cuando ve por la ventana, que el Contador entornaba la cortina de su oficina, impidiendo ver su actividad.


El contador, suspende la suma de comprobantes de un cliente, ante el zumbido inesperado de la impresora…

Se levanta rápidamente y lee lo escrito.

 

-” Por favor señor, no cierre la ventana, necesito la luz pues he estado varios meses encerrado en una caja y el encierro me sofoca”-

 

El Contador, lentamente retorna a su sillón y absorto queda mirando la impresora.

Sus manos tienen un imperceptible temblor, que mitiga tamborileando los dedos en el escritorio. Tiene un sobresalto mayúsculo, a sentir que la impresora, nuevamente se pone a escribir.

 

-” Abra la ventana, ¡YA!…, no me contradiga”-


Facundo, ve que la cortina de la ventana se sube rápidamente y una sonrisa malévola se dibuja en su cara.

Pensando en la situación, se regocija ante la sorpresa de sus amigos, que  cuando se los cuente, no creerán lo que pasa.


A los pocos minutos, ve por la ventana, al Contador abriendo la puerta, sacando la cabeza con el peluquín torcido y la mirada extraviada, mira para uno y otro lado y al no ver a nadie saca la impresora, dejándola en el cesto de la basura, por lo visto totalmente destruida.

Al frente, arriba en su ventana Facundo en las sombras sonríe, solo se nota el brillo de sus frenos de ortodoncia.


  • Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de enero de 2017 a las 09:26
  • Categoría: Surrealista
  • Lecturas: 74
  • Usuarios favoritos de este poema: Juliana Agredo, anbel.
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Comentarios1

  • anbel

    ¡Como me has enganchado!...lo cierto es que lo que describes es cierto ...la juventud aislada de todo lo demás salvo en sus juegos y ordenador...no interesándose por nada más y sin aprovechar ese potencial que tienen en algo mas provechoso...y por supuestos aislados de la familia y todo lo demás...triste pero certera realidad...
    ¡Un poco maquiavélico el joven facundo...!
    Me ha encantado. Un abrazo.

    • Esteban Mario Couceyro

      Juventud..., ¡quién la tuviera!..., pero no esta tan autista, por que en realidad son un tanto autistas.
      El argumento, ha pasado, no en estos términos, pero si en que uno se metió en la impresora del otro, que incautamente y aterrado se deshizo del aparato maléfico.
      Un afectuoso saludo, mientras sigo viendo por la ventana, que hace el Contador, por lo visto está instalando una nueva impresora, si vuelve a dejarla abierta, me ententendré un rato...
      Esteban



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