En mi clausura y en cada verso que me 
regala el cielo, repito junto con 
José Alfredo Jiménez: 
«Mientras no me muera, ¿qué hago?».
Y ahora concibo que la muerte es la vida y 
que la vida es promesa:
¡Tú, mi amigo sigue tomando tequila 
 y cantando canciones!, 
que yo tiro cada frase en una cuartilla 
 y así te ocupas y me establezco. 
¡Y qué mejor que hacer lo que nos complazca, 
hasta el atardecer de los atardeceres! 
¡Qué mejor que cantarle a la vida cuando 
la muerte quiere sorprendernos! 
¡Y qué mejor que la muerte que 
nos salva de nosotros!,
y precisamente cuando ya no podemos 
apartarnos del vicio.
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                        Autor:    
     
	Norberto Pablo Pita (Seudónimo) (
 Offline) - Publicado: 16 de diciembre de 2016 a las 20:19
 - Categoría: Sin clasificar
 - Lecturas: 66
 - Usuarios favoritos de este poema: Alberto Escobar
 

 Offline)
			
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