Tu frente no con laureles ciñeran
las ninfas, mas con metal de oro breve,
por los trágicos, de tu muerte aleve,
sucesos que tal gusto en ti extinguieran.
Y así las Oréades entrevieran
mi dolencia, porque al dictarlo leve
el perpetuo túmulo por ti eleve,
si en mármoles de Paros lo erigieran.
Églogas que a los pastores servís;
canciones que en silvas humor probáis;
sonetos que ecos de la voz fingís…
de Garcilaso su solio acordáis,
en tanto que fundado transferís
que lo ítalo en lo hispano propagáis.
Comentarios1
Silvia:
Soneto bien logrado.
Un abrazo de amistad.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.