Delicada.

Delicada como una flor, profunda como una palabra, fuerte  como una roca... así eras tú amada. Desencadenante de tormentas, creadora de ilusiones entraste y dejaste huella marcada en mi persona. Despertaste emociones, cambiaste la realidad generada pero también hiciste sangrar mi alma.

Delicada es tu mirada que es el reflejo de la vida, tus ojos la expresión de la palabra, tus movimientos el renacer de una risa.

Delicada es tu sonrisa, esa curva realmente perfecta en tu cuerpo, delicadas son tus manos cuando me acaricias suavemente, cada esquina mi ser descompuesto. Delicada es tu figura tan presente entre las sombras, tan ausente en vida, son tus palabras las que llenan mi pena, las que ahogan mis llantos, las que dan sentido a esta vida.

Delicada es tu voz cada vez que pronuncias mi nombre, delicado es tu respirar cada vez que de alivio suspiras, porque no te llevas este dolor del que ya solo queda el olvido.

Tan delicada eras que te rompiste y mi amor se fue contigo. Te siento entre el silencio, te extraño en vida, te busco en sueños te recuerdo cada momento, preguntando al cielo porque no estás conmigo.

Pero te  fuiste y contigo se fue la primavera, las flores ya no despiertan ya no cantan las golondrinas. Mis ojos ya no lloran, mi cuerpo ya no grita ¿donde están todas esas flores de abril que derramaste en mi camisa?

Delicada eras de los pies a la cabeza, desde la razón al sentimiento, de noche, de día, soñando o despierta... adiós mi vida, adiós mi esencia, me despido de ti con la misma delicadeza.