La casa de la abuela

arboldesombra

La casa de la abuela huele a barro,
el adobe fue cosido bajo el sol de Noviembre,
en las paredes cuelgan retratos del tiempo detenido,
de donde nos mira su juventúd cristalizada.

La lama verde sigue en la tinaja goteando su frescura,
en la enramada una hamaca pinta la sonrisa de la tarde,
la casa de la abuela tiene preguntas de siglos derrumbandose,
y se le caen los ojos hacia afuera queriendo buscarla.

La soledad ya no prende las lámparas de petróleo,
el polvo abraza secretos invisibles en olvido...
se fue la abuela en las alas de sus recuerdos,
a lo lejos, la escucho tararear su canción de siempre.

Se quedó el molinillo suspendido en la olla del chocolate,
las telarañas tejieron los rincones con su ausencia.
Se fue la abuela con la tierra, regresó al polvo,
se fue con todos sus años, con su piel deshabitada.

A veces, regresa a coser sus tortillas en el fogón de adobe.

 

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