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El único recuerdo que me quedaba de el eran los 23 besos que una vez usó para medir el largo de mis piernas, no había regla a mano y no me enfadó su loca idea de usar sus labios como unidad de medida…no era un parámetro exacto, tal vez midan mas o quizá hasta menos y para mi psicosis perfeccionista este fue un golpe bajo que no me importo con tal de sentir sus labios en mi piel. Las midió meticulosamente de abajo hacia arriba y de regreso para cerciorarse de que el largo era el ideal para él, quien diría que el único recuerdo que tendría de el serian aquellos besos que plasmó en mis muslos, esos…. y su camisa que ya no era suya si no mía, misma que por mas veces que la usaba noche tras noche no perdía el aroma de su perfume, el mismo que llevaba aquel día que lo abracé por vez primera…y el mismo que se impregnó en mis entrañas ... mismo que se impregnó en mis entrañas la última vez que estuve entre sus brazos.