Caminos oscuros.
Silencio dormido sobre
árboles espectrales.
Pasa el viento con
quejidos y vaho a muerte.
Los ojos están cerrados.
Solo el perverso,
el derramador de sangre,
atraviesa senderos.
Pero yo,
agobiado, cruzo
aguas putrefactas y
un puente herrumbroso.
No pienso,
no hablo,
no rio.
No puedo.
Grito, lloro, clamo.
Yo y mi dolor,
mi sufrimiento.
El médico público me
mira y siento
una burla.
Está entretenido:
acaricia y besa su
cachorro con
pelaje amarillo.
Frustrado, cansado,
agotado y angustiado
columbro una sola
y única salida como
una puerta blanca franca:
el doctor de los pobres,
el de los desamparados,
en la mugrosa esquina
del miserioso y
triste barrio.
El tiene alma,
luz y también
esperanza.
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Autor:
Samuel Santana (
Offline) - Publicado: 7 de noviembre de 2016 a las 10:54
- Comentario del autor sobre el poema: Hermanos poetas, el dìa 29 de octubre del 2016 fui sometido a una cirugìa de urgencia para extirparme la vesìcula. Fue una semana de angustìa y gran desesperaciòn. Eso hizo que me ausentara de las letras y de mis grandes amigos. Hoy resurjo con este poema. Amor para todos.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
- Usuarios favoritos de este poema: Rosalways
Offline)
Comentarios1
Siento mucha tristeza en tus versos, pero recuerda que DIOS ES AMOR!...
"el doctor de los pobres, el de los desamparados"...
Mi cordial saludo
Nhylath
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