Eh viajado por constelaciones, 
 conocido ombligos lindos, 
 pasajeros, muy divinos.
Las mujeres fueron fugaces, 
 estallaron a prisa, 
 sin detenerse siquiera, 
 a contemplar mi sonrisa.
Besos torpes, pasionales, 
 llenos de fuego, del 
 que se apaga a prisa, 
 después de saciar
 las ansias del cuerpo.
Las caricias apresuradas 
 con orgasmos efímeros, 
 llenos de cicatrices,
 qué se habrían felices, 
 al disfrutar el sexo 
 qué anhelaban tanto.
Cada te quiero, 
 fue un grito sordo, 
 las prendas en el suelo 
 perdidas sin consuelo, 
 escuchaban los gemidos 
 rápidos de dos cuerpos,
 qué se consumaban 
 rápido sin sentimientos.
Los rasguños del acto 
 se esfumaban en silencio, 
 no eran recuerdo 
 después del encuentro, 
 todo era olvido 
 al besar tan rápido, 
 sin escuchar algo 
 que fuera  valido 
 al hablar de amor 
 sin ningún temor.
Ya no hay prisa, 
 ya no quiero eso. 
 No deseo desvelos, 
 sin escuchar un te quiero
 puro y verdadero. 
 Quiero ser eterno 
 en algún cuerpo. 
 Que se cocine 
 esto  y aquello 
 a fuego lento. 
 Sólo pido eso 
 amor a fuego lento.

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